Contradestino

paisaje. Pintado en ordenador por Arturo Martín Neira.

Contradestino

María Elena Neira

 

CONTRADESTINO

NOTA A LA OBRA
Marta es una joven con vida interior y personalidad doble. Hija de familia, muy responsable, hábil, disciplinada, alegre, sumisa y de buena voluntad, es lo que diríamos forma su manera de ser cotidiana. Soñadora insaciable con vocación de escritora, íntimamente rebelde, en desacuerdo con la sociedad, el tópico y otra serie de “garras”, forma la segunda y más íntima. Se somete a la primera por costumbre, necesidad, buen carácter, y espíritu de sacrificio. Y es tan sólo en su evasión, cuando se rebela esta Marta, hacia una afición de tipo vocacional y firme, que constituye la gran ilusión de su vida, siempre ignorada, despreciada o sometida.
Por ello en cuanto circunstancialmente con sigue tener, un aparte, o gozar una deseada y casi nunca lograda soledad, descansa en lo que le gusta y en lo que le place. Entonces es muy feliz. A veces sueña en voz alta, toma notas, o escribe. Crea, argumenta, se discute en la rebelión de sus personajes, medita. Y siempre con la esperanza y el deseo de poder llegar a escribirlo algún día.
¿Pero qué día? ¿La falta voluntad para vivir su vida? ¿La sobra amor, compasión y bondad para dedicarse a resolver papeletas ajenas? ¿Hay por encima de todo lo demás, una presión sobre su conciencia que la impele a intentar la felicidad de los otros por encima de la suya propia? ¿O vive encadenada a esa constante de sumisión y entrega femenina? ¿O es, ese impositivo solapado y dañino, llamado “discriminación femenina? ¿Será su condición de mujer, sexo e instinto materno lo que se impone entre su destino soñado y su destino vivido? ¿Vivirá ya siempre su destino sometido a un contra destino?
(Tal vez el tema no es muy actual, pero no porque ha pasado, sino porque es muy permanente y se ha tocado mucho.)
Son muchas las mujeres aún, sometidas directa o indirectamente, bajo criterios estancados. Porque es núcleo de una sociedad que se sostiene gracias a esta circunstancia en la que se ha colocado a la mujer y que no se sabe que derroteros puede tomar en cuanto ella se libere. Por eso hay mucho miedo. Pero no vamos a divagar sobre el tema, sino a presentarle.
De momento se trata de un acondicionamiento forzado, o como un castigo bíblico que dirían los hombres. es como si una pregunta grabada en el espacio tuviera que sonar en sus oídos.— ¿Quieres realizarte plenamente como mujer? Aquí está la familia, los hijos, el marido, el hogar y toda la atadura física y moral que de ello se deriva y para siempre.— Ya que la problemática vive con la vida y hasta que se acabe esta.— ¿Quieres realizar tus facultades mentales y espirituales?— ¡Rompe con esas ligaduras! ¿Quieres las dos cosas? Muy sabio pero muy difícil si no encuentras apoyo y comprensión en los tuyos,en la educación, la política, la religión, la sociedad entera…
A una de las dos posiciones tendrás que renunciar. ¿Pero por qué razón?— Pues porque sí, que es lo más convincente cuando no quedan otras.
Ya sabemos que hay mujeres en la calle con pancartas que piden derechos para la mujer, puestos para la mujer, libertad para la mujer. Piden que pueda compaginar ambos destinos a los que tiene derecho, el personal (hijos, familia) con el social, (artes política, trabajo)
Pero me gustaría saber, cómo viven éstas los problemas que su libertad de criterio y acción llevan consigo. Y de todas formas aunque algunas momentáneamente vayan liberándose por el estudio y el trabajo, el ingente problema, seguirá siendo insalvable para muchas más y por tiempo indefinido, aunque nos pese.
Con el deseo de que esta obra sencilla, pueda llegar al alma de cuantos todavía encastillan posiciones…

1º CUADRO
Marta plancha. Tiene ante ella un gran cesto de ropa pero esta dedicada su atención a un pantalón de hombre.
Si un botón está a medio coser lo asegura, va hacia el cestillo, enhebra una aguja, cose, vuelve a la mesa de plancha. De pronto cruzan ideas por su mente. Sonríe.
Marta.-
Se celebra un concurso de primeros amores, entre los ancianos del asilo de San Ginés. Cada noche les corresponde a una pareja de ancianos. Gana uno que al parecer tiene continuidad. Contando cada cual su caso análogo, de amor frustrado al final de la vida, allí, en el Asilo, se vuelven a encontrar. ¡Que maravilla! ¡Cuanta ternura! ¿Convendria cruzar el destino de dos hijos o seria excesivo?
(Marta deja de planchar y pasea soñando)
Manolo.-
¡Esos pantalones niña! ¿Están listos?
(Marta vuelve a lo suyo. Los repasa con la mirada)
¡Enseguida! ¡Que lata, otro botón! (Alto) ¡No se que haces con los botones hijo!
Manolo.-
¡Por Dios Martita, que tengo prisa! ¡Vamos… aviva…!
Marta.-
¡Que poca paciencia tienes Manolo! ¡No es tan fácil correr!
Madre.- (Dentro)
¡Mi tila niña, mi tila! ¡Estos nervios no me dejan! (Con voz ñoña y de falsete) ¡Este hijo sin atender!. ¡La ropa por lavar! ¡El fregadero pendiente y yo… en mi sillón de ruedas! ¡Ay de mi desgracia!
Marta.—
¡Calma madre, todo se hará! (Se pone los pantalones al hombro, echa la tila en una taza, la pone azúcar, da vueltas) Mucho quema. (Lo pasa todo rápidamente y sale al momento) ¡Todo eso lo resuelvo en una hora! ¡Si me dejáis…!
Manolo.—
Marta, mi corbata, los calcetines…
Marta.-
¡En cuanto el niño mimado me deje en paz, veras como vuelo!
Pura.- (Entra)
¿Tienes la ropa de los niños muchachita? ¡Voy a sacarlos un rato! ¡Hace tan buena tarde! ¿Te animas y nos acompañas? ¡Calla ya tienes mucha tarea!. Bien, otro día será.
Marta.-
¡Mira entre la ropa planchada ahí mujer en la mesita!
Pura.- (Revolviendo)
¡No hija. no veo nada!
Marta.—
Busca tu sola monina… Que torpe hija. Espera -¡mira que lío me armas! Toma el vestido de la nena, los pantalones blancos, calcetines, bragas… ¿Quiere usted más y mejor? ¡Pesada!
Pura.-
¡Me faltan bragas y … Calcetines! ¡No hubiera venido de haberlos tenido!
Marta.-
¿Pero has mirado bien en tu armario por casualidad? ¡Tienes por lo menos cuatro! ¡De calcetines está lleno el cestillo! ¡No los he podido coser!
Pura.-
¡Bien, no te acalores, guapa! ¡Ya sabes que yo no tengo tiempo! ¡Si lo tuviera!
Marta.-
¿Acalorarme? ¡Esas ganas tengo! ¡Anda vete!
Pura.-
¡Adios y gracias encanto! (Sale)
Marta.- (Pensando de nuevo)
Volveré a revivir en ellos a su edad un amor loco, a lo Julieta y Romeo. ¡Les hará muy felices, tanto que les embellece, les rejuvenece, les vuelven las primeras ilusiones…! Precioso ¿no?
Manolo.-
¿Que pasa con mi camisa? ¿Es la obra de El Escorial?
Marta.-
¿Pero no tienes dos más en el armario? ¿Tiene que ser ésta? (La saca y la plancha rápida)
Manolo.-
Tiene que ser ésta, Martita. Voy de conquista y esa…
Madre.- (Dentro)
¡Que barbaridad! ¡Habrá que buscar ayuda para esta niña! ¡Tiene mucho encima! ¡Somos tantos a exigir…!
Manolo.-
¿Para que tenga quién la de conversación y la robe libertad de pensamiento? Ella requiere soledad madre. Una soledad repleta de sí misma. ¡Para crear y esas cosas…!
Madre.-
Déjate de bobadas. ¡La quitarían parte del trabajo!
Marta.-
No madre. ¡Con Justa tengo bastante! ¡Sería una boca más y todas sus calamidades! (Pasa la camisa) ¡Toma nene bonito! ¿Qué quieres más? ¿Aguita? ¿Bartolillos? ¿Qué más pide el rajá?
Manolo.- (Sale al rato)
¡Mira como voy, una obra de arte! Todo un figurín… (Se da vueltas) ¡Gracias a mi preciosa hermanita! ¡Si yo no la exijo mami! ¡La felicito! ¡Hace las cosas como nadie! Te traeré bombones monada!
Marta.—
¿Con eso me compras?
Manolo.-
¡No te enfades escritora en ciernes! Y a las super, como tu no se les dan bombones. Se les habla de arte, pintura, música, literatura…
Marta.-
¡Anda rico, vete a paseo de una vez!
Manolo.-
¡Mi pobre hermanita con sus sueños y sus ideas!
Marta.
¡Mi vago de hermanito, que cada vez es más vago, el pobre.
Manolo.-
¡Guapa, sabes que no soy vago! !Que tengo muy mala suerte, eso es todo. Pero ya verás tu el dia que me ponga yo a traer dinero a casa! ¡A escobazos, lo vas a barrer!
Marta.-
Un poco está tardando.
Manolo.-
Ya falta menos. Tengo un negociete entre ceja y ceja. que no lo cuento aún… bueno lo de nadar en la abundancia!
Marta.— (Carcajada)
¡Y luego dirán que la que sueño soy yo! Venga lárgate y déjame en paz.
Manolo.—
¡A solas claro! ¡Con tus duendes! ¡La niña pide soledad! Oye voy a pasar ahora por el psiquiátrico. ¿Te dejo allí?
Marta.—
¿Y quien planchará tus panatolones, te limpiará los zapatos, te llevará el desayunito, para que leas cómodamente tus tebeos?
Madre.—
I¡No peleeis hijos! ¡Que hijos, Señor que Cruz, que castigo! ¡Y yo medio paralítica sin poder hacer nada!
Manolo.—
¡Si no peleamos! ¡Esta que no está de acuerdo en eso de ser mujer! ¡Como si yo tuviera la culpa! ¡Ha nacido chica pues se tiene que aguantar, digo yo… que hubiera nacido hombre!
Marta.-
¡Tienes un machismo más retorcido…! ¡Menos mal que das conmigo!
Pura.-
¡Pues si porque lo que es conmigo no lo hacia! Bueno no hace, es que tu hija mia, eres tonta de capirote. ¡A buenas hora le iba yo a servir!. Oye mona, mira, se saltó la goma de la braguita. ¿Me la coses un momento?
Marta.-
No es coser, primero hay que pasarla con un imperdible. ¡Es una lata! ¡Mira así, unas puntadas…!
Pura.-
¡Es que eres de pasta flora hija… nos aguantas a todos. ¡Verdaderamente… tu eres uno de esos ángeles, que llovieron una vez en la tierra…!
Marta.-
¿De donde sacas eso? ¿Es una idea? ¡Que bonito! ¡Lo voy a utilizar! Imagina una mañana lloviendo ángeles diminutos y luego transformándose en… Toma boba y aprende.
Pura.- (Tomando la braguita)
Gracias encanto. Me voy que se hace tarde. ¡Y en cuanto a ese que se case de una vez!
Marta.-
¡Sí que se case y que se quede como tu, cuatro más!
Pura.-
¡La que se tiene que casar eres tu! ¡Así te librarías de mamá, de Manolo, de los niños y hasta de mí!
Marta.-
¡Pasó el amor por mi camino, o pasó la época del amor!
Pura.-
¿Y Enrique?
Marta.-
¡Si fuera posible compaginar un destino personal, con una vida familiar en común, desde el entendimiento de un hombre a la española!
Pura.-
A lo moro, querrás decir. Pero tu necesitas un hijo. No tener un hijo, si que es algo que la mujer no perdona jamás. No puede. Es inherente a sexo, o a la necesidad de afecto, o consuelo por eso que nunca se logra del todo… (Piensa)
Marta.-
Sí que me gustaría, pero durante poco tiempo… se van también de ti… Para eso, no se, estoy en un momento dificil. El hijo se va de ti. El hombre se va de ti. ¿Y tu que tienes? Aquellas cadenas que te echaste al cuello para tenerlo aprietan hasta ahogar…
Pura.-
No a todas nos sale mal el matrimonio, dentro de lo que cabe… puede ser pasable. Y no todo es perfecto, Marta.
Marta.-
Y hay que resignarse claro. (Con ironía) ¿Nos preparan de verdad para algo más? ¡El hijo! ¡Lo que hacen las madres por el hijo… Primero regalar la libertad, luego tener que aguantar lo que sea, luego aguantar al hijo, sufrir por él y…
Pura.-
El hijo no cambia porque no cambias tu y por ello no puedes mirar más allá. Y ser madre es lo tuyo Marta. Si eres una modelo. ¿Y si no tuvieras quien te quisiera…?
Marta.-
¡Si además de ser madre pudiera yo ser yo…!
(…)
Marta.—
¡Él a mí no!. ¡Yo a él, estupendamente! No necesita hacerse ninguna pregunta. Sabe que poseo todas las cualidades que un hombre requiere para ser feliz. ¿Qué le importa lo demás?
Pura.-
Lo que te pido es que seas práctica. Estás perdiendo el tiempo y las ocasiones, dice el refrán… las pintan calvas. ¿Te quiere? Pues adelente.Quita de una vez esas endiabladas complicaciones de tu cabeza.
Marta.—
Me quiere para que le administre el sueldo, le mime, le arrope, le haga comiditas predilectas y sin cansarme nunca. Para que proteja su vida y su salud, mientras él sigue siendo señor y dueño absoluto. ¡Y para tener lo otro asegurado! (Carcajada) ¡Vaya una clase de amor!
Pura.-
Los hombres, ya se sabe. ¡Mis pantalones, zapatillas, vino, tapas, café! ¡Pero tu con mano izquierda también puedes conseguir de él, lo que te propongas, lo que quieras…!
Marta.—
No, lo que quiera no. Puedo conseguir tonterías, que él me concede generoso, pero que a mi de verdad no me importan en absoluto.
Pura.—
¡Todo lo enredas. Yo siempre lo vi siempre más sencillo! ¡Que las mujeres n han de estar calladitas, hablando de sus cositas, cuidando a sus hijitos, sin meterse donde no las llaman… bueno ¿y que? A la postre es mucho más cómodo. Y a fin de cuentas, ¡tan poco importa más ninguna otra cosa!
Marta.—
¡Lo que ocurre es que con ello, te obligas a que no te importe otra cosa! ¡Como tienes que hacerte la tonta para casarte? Ya, te acostumbras. (Ironía)
Madre.-(Dentro)
Hay hombres inteligentes que buscan compañera en vez de chacha para todo. Prefieren conocer a su mujer y saber lo que piensa, que les diga la verdad, que no engañe… Supondremos que Enrique es de estos ¿no?
Pura.—
Esos no son casables. Y no creo que Quique lo sea, porque ¡sería horrible! Marta necesita uno que encaje en su vida, entre los suyos, de sus costumbres, educación, maneras de entender…
Madre.—
No eludas la cuestión. ¿Y si Martita es diferente?
Pura.—
(Carcajada)
¡Diferente! ¡Que bobada! ¡Marta es…así! Yo se muy bien como es mi hermana y lo que de verdad necesita
Marta-
Se te irá el sol y los niños no lo tomarán. Y todo por hablar de mí. Ni que yo fuera importante.
Pura.-
¿Importante? Eso quisieras. Bueno, me voy, no tardaré. Adiós. ¡Justita… bájame a los niños guapa!
Madre.-. (Dentro)
lmportante, pues claro que lo es para nosotros. ¡Y muchísimo…! !Y no se que haríamos sin ella! ¡Vale para todo, se ocupa de todo, de todos… Menuda joyita se lleva el Quique ese…
Marta.-
¡Mamá por Dios…!
Madre.—
¿Se fueron todos verdad? ¡Que bueno es el silencio! Me dormiré un ratito, una cabezada nada mas… (voz dormilona) ¿Sabes, niña? Una cabezada.
Un rato de silencio en el que Marta ordena. Luego vuelve con sus fantasías y argumentos.
Marta.—
Ya lo tengo, es blanco, rosa y azul a destellos de luz, parece un arco iris. De él parte una hermosa cabalgata. Van todos vestidos de época. No son más que figuras humanas. Carece de argumentos, no hay cuestiones. Se diría que no sienten, que no lloran, que no anhelan. La parte de vida que les correspondía es esa, pasar, desfilar, sonreír, ¿es esa la felicidad? ¿Solo puede existir la felicidad sin la responsabilidad?
(Se oye un trueno)
Adiós el sol de Pura y los niños. Tormenta, rayos, circunstancias, las circunstancias regidas por la tormenta. El miedo el dolor, la vejez, la suerte… ¡No… No ¡Prefiero la cabal gata! ¡Si estaré loca! ¡Es que tengo repleta la mente de… de nada, vacío! Mueren las ideas nada más nacer. Es porque no la escribo. ¡Si pudiera escribir… Si pudiera escribir…!
Telón

2º CUADRO
Marta limpia, ordena, plancha, etc… Llegan dos viejas amiga a visitarla. Mucha sorpresa por parte de Marta.
Lauri.-
¿Podemos pasar? ¡Que amita de su casa! ¿La ves?
Filo.—
¿Que haces laboras como la abejitas? ¿Sueñas? ¿Cantas?
Marta.—
¡Que alegria, que alegría! ¿No estabais fuera las dos?
(se abrazan)
Marta.—
¡Que guapa Filito, que moderna!
Filo.— (Haciendo de modelo)
¿Te gusta?
Lauri.—
¿A mi nada?
Marta.—
Tu impones. Tienes aires de superdotada. ¡Os va bien, por lo que veo! ¿Qué os contáis?
Lauri.—
Nos vemos mucho en Madrid y siempre siempre hablamos de tí. Nos preocupas. Siempre aquí, en tu lugar, sin una sola variante. Y pasa con todas las chicas de la tierra que no salieron carretera adelante en busca de su destino.
Filo.—
En su lugar, sumisita…
Lauri .—
¡En el que la asignaron!. Paciente, conforme, sacrificada, modelo de abnegaci6n…
Marta.—
Sin exagerar la nota. En mi sitio y sin intentar evitarlo. Supongo que seria este mi destino. ¿Queréis sentaros?
Lauri.—
¿Tu destino? Nada de eso. Tu contradestino.
Filo.—
¡Tal vez espere su oportunidad!
Marta.—
Bah, que tontería… ¿Y para qué?
Filo.—
¿Entonces has renunciado?
Marta.— (Riendo)
Renuncio una y cien veces cada día. Y vuelvo a soñar. Es como un vicio terco, terco… asi me paso la vida.
Laura.—
O sea que ella permanece en ella. Sigue siendo ella. Todos la vencen y doblegan a diario. Pero ella no se ha vencido todavia. ¡Aún existe lo esencial!
Filo.-
Vocación, carácter, temperamento, firmeza…
Marta.—
Esas son palabras y nada más que palabras. No significan nada.
Filo.-
¿Te has preguntado alguna vez por que algunas, como La Pepita, Mari Jose etc.., han hecho o hacen en la vida lo que desean?
Marta.—
Parte de lo que desean. Porque la libertad total es un mito. Pero bueno, sí, me lo he preguntado y os admiro. Yo no soy capaz.
Lauri.-
¡Pero tu has sabido siempre lo que querías!
Marta.-
¡Se pueden querer tantas al mismo tiempo…!
Filo.-
No te evadas. Ninguna de nosotras ha sabido mejor que tu lo que querías.
Marta.-
Bien y qué. Tendréis más firmes las decisiones, más valor, más voluntad, más seguridad en vosotras…
Laura.—
¿No es asi. Ninguna tuvimos tanta ilusión, tanta fe, tanta seguridad en nosotras mismas como la tenias tu.
Marta.-
¡Os equivocais! Yo no fui ni soy más que teoria. En practica nada, nadie, bueno, la que encuentra siempre caminos de evasión…
Filo.-
¿Nada de eso. En tu manera de ser había mucha fuerza. ¡Era como un fuego que te saliera del alma…! ¡En el colegio! Tu… percibias la vida de distinta forma. Mirabas más hondo. ¡Asimilabas esa parte de vida que a todas se nos escapaba!
Laura.-
Luego era… Eras de un humano mucho más caliente!
Filo.—
¡Y con extraordinaria facilidad de expresión!
Marta.—
Tonterías. ¡Me haceis mucho favor! Voy a desengañaros. Yo fui siempre teoría y vanidad. ¡Me soñaba escritora, que gracia…! ¡Escritora… deseaba serlo! No había tiempo, pero… el dia en que fuera mayor… Y ya veis, soy una vulgar chacha. ¡Ni tiempo, ni cultura, ni ambiente, ni ayuda, ni comprensión… Claro está que soy mujer.
Laura.-
Olvida ese latiguillo rica. Fuiste escritora desde que naciste.
Marta.-
¿Y donde están mis obras?
Filo.-
Eras clarividente, tenias luz, estilo, ideas, creabas…
Laura.—
¡Un dia dijo Sor Teresa… —Esta niña tiene alma de poeta—
Marta.—
No creí que me tuvierais tanto aprecio. ¡Que emoción niñas! En fin. Si hubo algo ya lo veis se ha secado como el manantial de la alameda.
Laura.—
Tu no puedes secarte. Pueden secarte los otros.
Filo.—
Lo tuyo nació contigo y contigo se irá.
Marta.—
Entonces ¿por que no fue mas fuerte que yo misma? ¿Por que no se impuso sobre lo que llevo a cuestas?
Laura.—
¡Porque eres tonta, niña!
Filo.—
Porque eres buena. Te duele tu madre en su sillón de ruedas. El pelma de Quique, tu novio eterno, que no tiene nada que darte. El fatuo de tu hermano sin porvenir. El fracaso del matrimonio de Pura. ¡El pájaro verde de la jaula de oro! La asistenta que se puso vieja y torpe. El perro lanudo que se muere de viejo y hasta el guarda de la Plaza Mayor…
(carcajadas)
Marta.-
¡Bueno, si no me necesitan y les necesito!
Laura.—
No te hacen ninguna falta.
Filo.—
¡Te sobran. Son el lastre de tu vida.
Laura.—
¡Mira Marta, nos hemos confabulado para ayudarte!
Filo.—
¡Y estamos dispuestas a salvarte como sea!
Laura.—
Huye. Escribe. Vive para ti.
Marta.—
Están locas. Son demonios. Han venido a turbarme, a tentar mi vanidad, hacerme creer que soy algo, alguien… yo, escritora entre pucheros con grasa en las cuartillas y cuatro absurdos deshilvanados. Sin tiempo para leer, informarme, documentarme, actualizarme… yo…
Laura.—
Creemos en ti.
Filo.—
Por tus sueños hablados de ayer, llegamos donde quisimos nosotras hoy.
Marta.—
Fue falso, falso, locos sueños adolescentes, quimera.
Filo.—
Escribe y serás de nuevo tu. La que nació para eso y solo se justifica su vida en eso. Huye.
Marta.—
No puedo. No gritéis… callar… no… no…
Filo.— ¡cierra los ojos y echa a correr!
(…)
Laura.-
Se arreglarán.
Marta.—
¿Y Enrique?
Filo.—
Se casará con otra. El amor que dura más de unos meses sin realizarse, ni es amor, ni es nada!.
Laura.—
Mira preciosa, nosotras creemos en ti.
Filo.—
Hemos venido para ayudarte.
Marta.-
Es tan imposible (piensa) el camino en el mundo ese de la literatura… Una vulgar provinciana, sin medios…
Laura.—
Cuando se vale de verdad al fin se llega.
Filo.-
Tienes resistencia, capacidad de trabajo, ideas…
Marta.— (casi llorando)
Pero que tontuna se os ha metido en..
Filo.—
Además de momento no vas a vivir de ello. Vas a entregarte con decisión, voluntad… Como quieras. Pero aparte vas a vivir sencillamente como hay tantas, de tu trabajo!
Marta.-
¿Que trabajo?
Filo.—
En mi oficina hay una plaza para ti. Ya hemos hablado, buscado recomendación, conseguido… todo, todo.
Laura.—
Y vivirías conmigo, en mi pensión. Buena gente ¿sabes’? Yo me voy el jueves y Filo el domingo. Rompes tus ligaduras y sales con ella para Madrid. ¿Estamos?
Filo.—
¡Pero debes comprometerte en serio! Ya verás que bien te sabe la libertad, la nueva vida, con una máquina que te hemos regalado… que te va a gustar más…
Marta.—
No se si voy a ser capaz. o… yo… es que…
Laura.—
¡No dejes que se te haga tarde para todo! ¡El tiempo marcha vertiginosamente…!
Filo.—
No vas a acobardar ¿verdad?
Marta.—
(En un arranque) Pues bien, me voy, de acuerdo. Me voy. Ni una palabra más. Me habéis convencido.
Laura.—
¡Hurra. Viva, vale..!
Filo.—
Estupendo, soberbio, maravilloso. Marta es una mujer consciente, una mujer, normal. ¡Bien por Marta!. El domingo, organízate. Te llamo constantemente. no te dejo en paz.
TELÓN

3º CUADRO
La misma habitación por la que pasea la madre de Marta en su sillón de ruedas. Doña Rosa es una señora muy variable en conversación, tema, todo de voz. A veces parece que todo en ella es verdad pero pronto se vuelve tremendamente hipócrita. A ratos es tierna y sentimental. Exige mucha atención de los demás. Justa, la vieja y fiel criada entra con el desayuno. Es la única que se atreve a decirla algunas verdades.
Justa.—
¡Aquí esta esto! ¡Venga a tomarlo! ¡Siéntese a la mesa!
Rosa.—
¡No se por que razón!
Justa.-
Porque tiene que levantarse. hacer sus ejercicios mañaneros, como la mandaron. ¡Vamos… la espero! (La pone un bastón)
Rosa..- (Levantándose bastante bien)
¡Eres pesadísima mujer! ¡Sabes que no puedo, no puedo, ay, que dolores!
Justa.—
Si que puede, no quiere. Ningún medico habló de invalidez o paralis.
Rosa.—
¡Que saben los médicos de nada!
Justa.—
De mala circulación, de artrosis… un poquito. Lo natural a su edad. Asi que hay que moverse. Si no la mimaran tanto
Rosa.- (Sentándose y sirviéndose)
¿Sabes una cosa? He tenido por fuerza que oír una conversaci6n, para mi mal.
Justa.—
¡Vaya por Dios!
Rosa.—
¡Martita se va! (Llora) Nos deja la niña.
Justa.- (Sorpresa)
¡Eso no puede ser. No es posible! ¿Qué va a ser de nosotros sin ella?
Rosa.—
Eso. Tu dirás.
Justa.-
Lo hace todo, Administra, cocina, entiende a su madre, e los niños de Pura, a .. mí, no, no me diga.
Rosa.—
Se va y es muy natural. Al parecer tiene una vocación… ¡Una tontería! Y tiene que marchar para cumplir su destino. ¡Otra tonteria! ¡Esas imbéciles podían meterse en lo suyo!
Justa.—
¡Pero usted lo impedirá!
Rosa.—
¡Que dices… ¡No seas torpona! No puedo oponerme abiertamente, seria contraproducente. Además no me pienso oponer.
Justa.—
¿Y con quien se va? ¿Y deja el novio?
Rosa.-
¡Con la Filito esa de mis pecados! (Se oye el timbre de la puerta) ¡Tan pronto…!
Justa.—
Ya se sabe, hablando del Rey de Roma, por la puerta asoma.
Justa.—
¡Voy a abrir!
Rosa.—
Pásamela aquí. Tengo que hablar largo y tendido con esa niña tan mona! (Sale Justa) ¡Si se cree que le voy a dejar llevarse a la niña así como así!
Filo.—
¡Buenos días!
Rosa.—
¡Que guapa estás, pero que guapa! Hace tiempo no venías por tu tierra. ¡Me dijeron qu veraneabas en Torremolinos o algo así..!
Filo.—
¿Cómo se encuentra Doña Rosa? ¡La veo muy bien!
Rosa.—
¡Pues de salud fatal y de humor un tanto contrariada!
Filo.—
¿Y cual es su enfermedad?
Rosa.—
No tiene remedio hija, no tiene remedio. ¡Bien está cuando una se ha conformado ya! ¿Y de casorio qué? Para monja no vas.
Filo.—
¡Me caso con un compañero de trabajo!
Rosa.—
¡No sabía nada! ¡Me alegro! ¿Buena posición?
Filo.—
¡Como la mía! ¡Pero solo quiero un compañero de fatigas!
Rosa.—
¡Es que para fatigas… Como no es una deshonra quedarse soltera…! ¡Pero se trata del amor! ¿no?
Filo.—
Yo creo que el amor… Cuando se trata de encontrar el hombre adecuado para vivir en paz y armonía, cuando puede llegar a ser nada menos que el padre de uu hijo… Mire Doña Rosa primero hay que encontrarle, estar segura de que es él, y luego ya puede venir lo del amor.
Rosa.—
O sea que para ti todo al revés ¡Que fria! ¡En mis tiempos aún se creía en el flechazo, y es tan bonito!
Filo.—
Nada de eso. En sus tiempos se decia: ¡Me ha salido novio! Y ya estaba todo resuelto. Imperaba el azar en ella, la elección en él… Y la niña con todo su poder de adaptación femenina, se adaptaba y listo. Situaciones falsas.
Rosa.—
No se… pero la mujer pierde gracia, personalidad, integridad, si se da exactamente tal y como es. Hasta en el interés de él… No conviene.
Filo.— (Con ironía)
Tampoco se quiere locamente. ¡Está mal y es pecado. Hay que dejarse querer. ¡Las cartas no deben decir nadaque pueda comprometer, por si algún día hay que devolverlas!
Rosa.-
Exacto, sin complicaciones todo es más digno y mejor.
Filo.—
¿Digno? ¿Mejor? Y cuando el uno al otro se descubren en todos los aspectos, resulta que no pueden entenderse y ¡vaya lío!
Rosa.—
¡Las cosas no van a más, si ella es lista, sabe manera!
Filo.-
Hoy al menos, elegimos nosotras también.
Rosa.-.
¡Y entonces nena! Solo que con vista se elegía aquel que podia y que quería elegirla a una.
Filo.—
¡Que desgracia ser mujer para eso! ¡A no ser que vivamos para vengarnos!
Rosa.—
Basta ya de divagar. Se que vienes solo con la intención de desbaratar la paz familiar. Lo oí todo, sin pretenderlo. ¿Eso es bonito,sensato, consecuente, digno etc.?
Filo.—
Tan solo pretendo ayudar a una amiga, para que no deje de ser.
Rosa.—
¿Ye lo pidió ella por casualidad?
Filo.—
¿Y cree usted que es justo, condenar a su hija a una vida triste y chata, cuando ella tiene alas para poder volar?
Rosa.—
Todo eso es absurdo niña, pero no temas, no pienso oponerme. La dejaré ir, la daré medios con que hacerlo y… esperaré su regreso pacientemente. (Se cruza de brazos)
Marta.— (Entrando)
Asf que oiste la conversación. Lo siento.
Rosa.—
Parte de ella. La que me importaba.
Marta.—
¿Había algo nuevo, madre?
Rosa.—
Si y no… sin embargo, estaba muy lejos, esto abre nuevas brechas en la guerra. No recordaba tus manías. En verdad siempre se me antojaron chiquilladas.
Marta.—
No, chiquilladas, no, madre.
Rosa.—
¿Pero a quien diablos se parecerá esta chica? ¿No será una vena de locura? ¡Que te aseguro que rompes el cuadro familiar. No recuerdo en mis antepasados ni en los de tu padre nada semejante. Hemos sido, serios, normales. En fin quisieta entenderlo. Te daré facilidades.
Marta.— (Asombrada)
¿Facilidades?
Rosa.—
Si en realidad has nacido para ser algo grande, por mi no quedará, no temas. Saberte desgraciada sin motivo. Haberte traido al mundo, tenerte junto a mí, y no saber de tí, y no conocerte. Creerte dichosa y no notar que sufres… No soy tan mala madre.
( Marta es muy sensible al dolor que puede causar a su madre)
Marta.-.
No sufra madre. En realidad me da lo mismo. Todo me da igual. Son mis amigas que me aprecian como no merezco y ven en mí cualidades que no poseo.
Filo.—
Eso no lo crees ni tu.
Rosa.-
¡No,no! ¡Soy una madre egoista! ¡Tal vez la que se defiende haciendo daño a los hijos, de este tremendo fallo físico!
Marta.-
¡Jamás pensaría eso de tí, madre!
Rosa.-
Pobre niña, esclavizada, supeditada, humillada…
Marta.-
¡No…no… si yo estoy dispuesta a todo por tí!
Rosa.— (Llorando)
¡Si me viviera tu padre…! ¡Saber que soy algo para alguien, que significo algo…!
Marta.-
Pero mamá… (cambia) Olvidémoslo.
Rosa.-
Tener una hija que puede ser un Cervantes, un Shakespeare.
Marta.—
No lo soy ni lo pretendo.
Rosa.—
Ni hablar, tienes mi autorización para marcharte. ¡Vive tu vida! ¡Cumple tu destino! ¡Escribe, alterna, goza…!
Marta.-
No, así no, madre, de esa manera no lo quiero.
Filo.-
¡Te está coaccionando! (Muy bajo)
Rosa.—
Pero conste que eres mujer. Solo mujer. Indefensa mujer.
Filo.-
No hay mujeres indefensas. Las hay que no se defienden.
Rosa.—
Una mujer sola sin dinero, sin apoyo, sin recomendar. Una mujer débil débil, débil…
Filo.—
No hay mujeres débiles. Las hay comprimiendo su fuerza. Las hay fuertes haciéndose las débiles por necesidad…
Rosa.- (carcajada)
¿Pero que dice? ¡A lo mejor no está loca! Nada hijita. desde hoy mi consentimiento y mi…(…) están a tu disposición. ¡Puedes ir preparando el equipaje! ¡Que te hagas célebre!
Marta.—
¡Así no… así no… así no…!
Rosa.-
¡Y cuando estés en el candelero, acuérdate de los pobres desgraciados que dejas aquí!
Filo.—
Se Fuerte Marta. No te hundas.
(Rosa da la vuelta al salón y sale)
Rosa.—
¡Y aprovecha la ocasión no sea que me arrepienta! Aprovecha antes que me sienta cobarde…! ¡Antes que empiece a llorar… ! (Sale)
Marta.—
¿Lo ves? Con vuestra bondad solo habéis conseguido esto. Perdóname Filo, pero…
Filo.—
¡No tiene importancia! ¡Esto se veia venir, tenía que pasar, no debe asustarte! Te queda tu hermano… tu novio. Todos tienen derecho, derechos, razones… Todos menos tu Marta, menos tu. Piénsalo. Y me voy porque aquí estoy sobrando de una manera…
Marta.—
¡Si vete, vete, y llámame!
Filo.—
¡Tu no vaciles, no te dejes enternecer!
Marta.-
Ya…ya.. desde luego… ¡vete por favor, vete!
T E L O N

 

Continuará

 

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Categorizado como Teatro,

Por Taifasa

Arturo Martín Neira está construyendo ésta página web para dar a conocer la obra literaria de su Madre. María Elena Neira, ya fallecida en el año 1989. Sin ánimo de lucro pero sí de resultados. Ya de momento ha sido suficiente para espolear mi afición de escribir y presentarles a ustedes los relatos de mi juventud. En esa sintonía esperamos agrupar por el interés literario a otras aventureras de la palabra.

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