
CUENTOS DE VIEJAS
Escrito por:
María Elena Neira García
Todos los días salían las dos juntitas. A las ocho de la tarde y a las ocho de la mañana. Ambas iban cogiditas de una mano y en la otra un elegante bastón blanco de un hueso cualquiera, que parecía marfil trabajado en flores Era el caso,—según ellas andar, desentumecer las piernas. Acostumbrarlas a que no dejaran de caminar no fueran a pararse de repente. Y marchando siempre hacia adelante caminaban hacia atrás en sus recuerdos. Niñez plena (triste) sin caprichos. Juventud larga y preñada de sucesos: pretendientes, amorcillos, ensueños, ilusiones quebradas…
Luego el matrimonio, sí, tenia que ser, los hijos difíciles llenándolo todo. Pero ya se había ido todo por la borda de ese barco de fin aterrorizante. ¿Que fue de la vida de ambas? ¿A fuerza de tanto recordar se habían quedado insertas en un primer amor o un hijo díscolo y extraño, de esos que hacen desgraciadas a cualquiera, por muy de madre perfecta que se jacte. Esos hijos que no tienen remedio y encima no se largan, y cuando al fin lo hacen se les añora, se les teme, se les nombra, se les compara… ¡Hijos. . .! Terribles, egoístas, intransigentes, díscolos por mucho que se les haya querido, mimado y atendido.. .Son la piedra paralizante e inabordable del camino…
-Dejémonos de hijos. Mejor hoy hablamos de primeros amores. ¿Te parece?
—Entones éramos, muy puras ¿recuerdas? No hacíamos nada malo. Si hasta teníamos asesores para el más íntimo de los pensamientos…—y que obedientes…
—A trallazos los dominábamos. Eramos tan buenas… Oye, en secreto ¡A ti te pasó algo con el primer amor?:
—No chica nada, si casi no me enteré de lo del sexo. Que vergüenza si alguna vez lo dejabas manifestarse, que vergüenza. .
—No, nos habían enseñado a desnudarnos ni a sobarnos. Los medios de comunicación.
—Bueno ellos nos respetaban mucho. Decían aquello de -Para mi tú, como una Virgen en el Altar –
—Si pero por mucho que dijeran adorarte, se iban con las otras, con las que les daban el hijo, ese hijo que se interponía en el otro amor, en el que decían de verdad, porque los hombres han sido siempre tan tontos
-Ya y te dejaban en espera de otro más… Humano, que si era más fuerte habría que dejarle a él— ¿Es que no era así?
—Lo malo es que si era absorbente y tan hijo del cuerpo como del alma se iría adueñando de ti, a través de toda una vida a veces, hasta lo cercano y cotidiano. Así ocurre en casos que se han vivido como fuera de sí mismas, en otro lugar, como si se tratara de un paraíso perdido.
—Oye ¿te pasó eso a ti?
—No mujer a mi no, pero puede pasar…
—¡Oh, que bueno! ¡Que marcha atrás tan atrayente!
—Bah, si todo lo has ido matando antes de morir ¿o no?
— ¿Lo has querido matar? ¿O has intentado tan solo poder volver un momento a una ilusión perdida?
-¡Quien sabe! Son jugadas del pensamiento ¡El hechizo de lo que pudo haber sido y no fue!
—Oye ¿no te parece que tú y yo, somos unas románticas? ¿No exageramos sentimientos con traidores pensamientos? ¿No los falseamos?
— No. Esto es evadirse. Es esa necesidad de evasión. Es irse de la propia vida en busca de lo que no fue, no quiso ser o no pudo ser.
— ¡Que tontería! ¿no? (Risas)
-Si sigues rodando, rodando atrás acabas volviéndote a enamorar de un primer amor.
—Bueno o de uno de los llamados,—sean o no primeros amores. ¡No te atrevas! ¡No te atrevas…!
—Eso es lo malo, que nosotras no nos hemos atrevido nunca a nada. Ni siquiera a pensar…
— Y sin embargo nuestro lote de mujeres, nuestro gran grupo de tímidas que saben lo que quieren, no lo acaban ni las feministas. No lo eliminan…
—Es tan permanente como la propia vida.
-Pero.. Sigamos con lo de enamorarse al final de la vida de algún primer amor. ¿A que es bonito?
— Que apuro. Que vergüenza. Que venganza del destino.
—Y sin embargo. . . ¡Que bella manera de llenar los pocos días que nos quedan! ¿Recuerdas como concebíamos el amor entonces…
— Si. Poético, idílico, espiritual, inigualable. Con lo feo que es hoy. Claro. Es que no llamábamos hacer el amor a cualquier cosa. Al acto animal, por ejemplo.
—Ellos nos secundaban.. sss…
—Que bonito era todo. Oye yo guardo flores secas, marchitas del tiempo y del camino. Como las de Carlitos Gardel. “Caminito que todas las tardes feliz recorría cantando mi amo”.
— “Yo tengo versos de amor ¿ves como somos unas románticas? Flor y eres poema.. Eres mujer y eres nube, mar de plata. Y vuelas cual mariposa desde tú balcón al mio. Eres graciosa y morena, flor temprana, una azucena.
-Oh, vamos vamos, menos tonterías. Se nos hace tarde, la tarde se enfría. Nos pondremos malas. Mañana, mañana seguimos con lo del viejo amor…
—Si vamos. La tarde como la vida declina
—No tardes mañana. Tenemos mucho que hablar.
Fín