Amor Tardío

Árboles

Amor Tardío

Escrito por: María Elena Neira García
Se había resignado ya. Inclinaba la cabeza morenilla y ¡cose que te cose, canta que te canta! Estaba siempre sola, pero sonriente y buena. Tenia que ganarse su poquito de cielo como se ganaba su sustento para no ser gravosa. Pasaban años y años. Ella siempre en su silletín de cuerda, cose que te cose. Loa domingos se ponía guapa, iba a misa mayor y hablaba con los demás. Era discreta y no se veía nunca en líos ni chismes de barrio, Acabada la jornada nueva sentía prisas de continuar con la vieja, la de diario… ¡Al fin lunes! ¡A trabajar de nuevo!
Un día se casó su hermana y decidieron que ella viviera con ellos en un moderno y delicioso hogar feliz. ¡Sí, porque no les gravaría económicamente y estaba tan sola,..! ¡Además podría hacer de tía, y una tía soltera, siempre viene bien a la educación de los niños. Y si queremos salir de noche…ya sabes!
Pasaba la vida ocultándose para no estorbar. Siguió trabajando, puso el alma en atender a todos y ser agradable. En sus labios siempre había sonrisas!
Y en su interior oía la misma cantinela. Se trataba de una vieja canción de corro que ya no se cantaba, pero que a ella la solía atormentar.—”La vecinita de enfrente, si,sí, solterita se ha quedado… Y los niños bailan a la rueda rueda.., Aquella coplita que el viento les lleva..,”
Amargamente sonreía entonces la eterna niña… ¿Acaso las demás van al encuentro del amor? ¿Ponen su parte? ¿Cruzan caminos con vallas que tienen un letrero, que dice: Acotado, a la entrada?
¡Acaso otras se atreven a jugar con el pudor, la dignidad, la libertad y el amor, para llegar a…!
— Seguro que no,— le decía su hermana—, las circunstancias de cada cual están escritas.
—¿Dónde? ¿Por qué? No sabía darse respuestas.
Lo malo es que crecía en su alma con fuerza la necesidad de afecto y compañía Sabia que la soledad era hermosa, que la libertad era vivir de las migajas de la dicha ajena, es bien triste, que sufrir se puede sufrir a compás por el dolor ajeno, pero gozar, ¡es tan egoísta la felicidad! Había besos y risas escapadas tras las rendijas de las puertas. Amor que daba perfume, luces y estrellas por el pasillo. Los niños venían a ella cuando lloraban o buscaban mimo, pero a jugar, a disfrutar y a reír se iban con sus padres. Ella sabía que a veces, muchas… Sobraba, discreta se recluía en su habitación a coser, o planchar.
Así un día, otro, semanas, meses, años…
“No tienes derecho”.— ¿Soy fea, tonta, bizca, anormal?—. Nada de eso. Pero no tienes ningún derecho. Destino. ¡Hay que conformarse! ¡Uno puede cambiar de personalidad, cauces de vida e incluso, oficio, todo puede ser! ¡Cuestión de voluntad, ¿no?— ¡Demasiado tarde, demasiado tarde!— ¿Y si cambiara y empezara nuevamente la vida desde otro lugar, otras bases y otros puntos?
—Eso si, te vas al congo, no coses, dices que solo sabes empaquetar, pides limosna, te pones a servir…— ¡Pero yo se muy bien mi oficio! ¡Me costó media vida llagar hasta aquí! — ¿Era esa tu vocación?— ¿Vocación? ¿Que es eso? Jamás se me ocurrió. Soy mujer.— ¿No has soñado nunca hacer una cosa diferente de la que estás haciendo?— ¡Oh… No me lo he permitido!.— Pues no tienes remedio—. Cose… cose…
Pera un día comenzó a escuchar cantos de esperanza. No se… Las radios de las vecinas, las coplas de la aprendiza, las canciones de sus sobrinos… Desde su silletín veía un trocito de cielo de gran urbe en el que había algo así como una promesa. ¿Soñaba?
Circunstancialmente entró en la casa un carpintero con el fin de arreglar unos muebles y se quedó mirándola sorprendido, tocado sensiblemente en algún punto de su alma.— ¡Qué, usted como yo… Solterita…— ¿Usted también? — A los que trabajamos mucho se nos hace tarde para todo. La que me digo, para mi, ni fiestas ni bailes ni piscinas, ni veraneos… — ¡Ni para eso… Tampoco!.-. ¡Qué… ¿Nos vamos a París, a Portugal o ver un poco de vida antes de claudicar y morirnos?
Ella apartó de la suya su mirada de niña ruborosa. Contaría por entonces alrededor de los cuarenta. Tenía su físico la juventud de su espíritu y mucha capacidad de ilusión.
Apercibida la hermana puso toda la carne en el asador y le invitó a comer. Brotó un amor quinceañero, efusivo radiante y limpio. El era un rezagado sano que se ganaba la vida muy bien y ella también. Reunieron los ahorrillos, se compraron un piso,. un ajuar… Hicieron planes de futuro, se volvieron muy jóvenes y organizaron su futuro. Hubo boda, fiestas, detalles, viajes, luna de miel, alegría, canciones…
Paro.., aún estaban en plena luna de miel cuando él empezó a quejarse de la garganta. ¿Por que demonio se quebrantaba ahora su salud? ¿No estaba atendido?.. ¿No era ella la mujer más buena del mundo?. ¡Empezaron con píldoras, supositorios, inyecciones, médicos y médicos. Uno muy joven repite la maldita palabra. “Cáncer”. No se lo creyeron ¿por qué razón? ¡También sería que eso les fuera a ocurrir a ellos! Además no lo daban los análisis y el mediquito ese estaba recién salido d la Universidad. ¡Que sabía él!. Los demás no se atrevían a diagnosticar semejante cosa. Él estaba bien, no tenia ronquera… Oye; ¿y si hacemos lo que tantas veces hablamos soñado? ¡Un buen viaje! ¿A París? ¿Nos vanos a París? ¡Exacto, a París y a no pensar en semejante disparate. Después de todo… Si así fuera,.. habría tiempo, ¡No hay que exagerar tampoco!.
Y a vivir. La maligna palabreja atormentaba a ambos de vez en cuando pero ¡ni caso!— Pueden ser nódulos, debilidad de cuerdas bucales… — Sí algo de eso, porque yo, no sé… Parece que me cuesta hablar, sobre todo cuando el parrafazo es largo…—¡No lo pienses! ¡Que Dios no lo quiera!.—No quiero que te falten cuidados, atenciones, vitaminas, puede ser…Laringitis. -¡El análisis lo hubiera dado!—¡Vete a saber!—.
Aquel hombre no duró los tres meses. Hubo que cortar el viaje y volar a Madrid. La enfermedad progresaba. Había que operar rápidamente y… a vida o muerte. ¡Todos los días al hospital! ¡Que no le falte de nada!. ¡Esto es imposible! ¡No puede ser! ¡Es una pesadilla! ¡Estoy dormida! Olas de angustia, de locura, de disparate…Preguntas sin respuesta. El hombre que deja de ser hombre para convertirse en víctima de los que pretenden curarle y tiene que ser a base de seguir estudiando en él, para beneficio de los que vienen detrás. Ese sentirse no ser. O ser una diminuta partícula perdida en la inmensidad del espacio y abandonada por todos. ¿Y el porqué de tanto sentimiento, tanta sensibilidad, tanto dolor gastado y con sumido en la impotencia? ¿Qué es un ser humano ante las fuerzas del destino y la naturaleza cuando se aúnan?
Ya no sabe nada de nada. Apenas cree en su existencia. ¿De verdad ella tuvo un amor? ¿Y pasó por la vicaría? ¿Y se vistió de blanco? ¿Y fue feliz? ¿Y viajó?
No ha querido volver a vivir con la hermana. No ha dejado aquél su hogar, el único baluarte que la liga al recuerdo, a su pequeña realidad de vida. A lo que pudo y fue al fin un logro de derechos…
Ha cogido de nuevo el silletín, lo ha colocado junto a la ventana. La enfermedad agotó los ahorros de ambos y hay que volver a ganar el diario sustento. ¡Otra vez el pequeño trocito de cielo! ¡Ahora suponía que había alguien allí esperando! ¿Pero existió de verdad? ¿Por que no vino entonces el hijo? ¿No fue una mentira organizada y creada por el deseo?
¡No; porque ella sentía un dolor muy agudo, una tortura amorosa en soledad, una tortura de amor malogrado en el pensamiento…
— ¡Era mi destino! ¡Le burlé! ¡Salté las fronteras de lo probable y lo improbable, lo posible y lo imposible! ¡Me sentí una de tantas…! ¡Como si lo fuera!. ¡Quise yo también tener un amor, crear una familia… Y no era lo mío! ¡Fue ilusión, espejo, quimera…! ¡Fue un dulce que al momento se gastó! ¡Y ni pruebas me quedaron del suceso!
¡No tenía que ser! ¡Nací para no significar nada! ¡Para no ser! ¡Para observar vidas ajenas!. Y volvía la vieja canción:
“A la limón a la limón, que no tiene quien la quiera… A la limón a la limón, te vas a quedar soltera.., Que penita y que dolor, que penita y que dolor, la vecinita de enfrente sí, si… Solterita se quedó, solterita se quedó.”

Fin

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Categorizado como Relato.

Por Taifasa

Arturo Martín Neira está construyendo ésta página web para dar a conocer la obra literaria de su Madre. María Elena Neira, ya fallecida en el año 1989. Sin ánimo de lucro pero sí de resultados. Ya de momento ha sido suficiente para espolear mi afición de escribir y presentarles a ustedes los relatos de mi juventud. En esa sintonía esperamos agrupar por el interés literario a otras aventureras de la palabra.

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