
LAS MUSAS DE LOS PASTORES
Escrito por: María Elena Neira García.
ÚNICO CUADRO
Pequeño paraje del interior de un bello bosque. Atardecer. La escena pierde luz paulatinamente. Tres pastores están sentados en el suelo. Uno bebe de su bota. Otro parte un trozo de queso de una rueda grande. Otro sueña feliz mientras canta.
Música.
Pastor 1.-
¡La noche disuelve al día que volverá a resurgir de un capullo en la alborada!
Pastor 2.-
¡Las estrellas bordan en el cielo, el destino de los niños!
Pastor 3.
(Deja de cantar)
¡Y los lirios se duermen en el valle! ¡Oíd; entre grajos y cucos, grillos, cornejas y ranas, la melodía forma el gran nocturno!
Música pastoril
Por un lado se acerca un leñador con un hacha al hombro, Por otro un soldadito antiguo con un fusil al hombro y por el centro un estudiante. De momento quedan parados, escuchan y observan a los pastores.
Pastor 1 (Levantándose)
Las sombras en la espesura son conjuros de hadas buenas
Pastor 2.-
¡La belleza de la noche camina hacia nosotros! (Se levanta)
Pastor 3.-
(Sentado y soñando)
¡Y el más bello, blanco y puro, blanco y puro cordero, se está bañando en el lago, con aureola y fulgor de blanca luna!
El leñador, soldado y estudiante se ríen y se hacen señas.
Leñador.-
¡Están locos! ¿Entendéis su lenguaje?
Soldadito.-
¡Absurdo lenguaje!
Estudiante
¡Hermoso y vacío lenguaje!
Leñador.-
¡Hermoso no! ¡Solo es hermoso el queso, el vino, la miel, la compota, el arrope, la leche…!
Soldadito.-
¡Solo es hermosa y digna de vivirse, la pelea, la furia, el hervor de la sangre en la batalla!
Estudiante
¡Solo importa saber, conocer, enterarse, pensar, analizar, descubrir, inventar!
Leñador.-
¡Y de estos…! ¿Qué opináis? ¿Qué sabrán de la vida?
Soldadito.-
¡Nada! ¿Para qué sirven, qué hacen?
Estudiante
¡Qué saben, andar… bajar… subir… tornar, hablar de ganado y con el ganado!
Pastor 1
¿Qué hacéis vosotros? ¿Porqué tanto orgullo?
Pastor 2
Eso. ¡Qué se expliquen!
Soldadito.-
¡Yo lucho, gano batallas, soy combativo, valiente!
Pastor 1
¡Yo sirvo a Dios tras las altas cumbres!! Como él apacienta mi rebaño. (Al leñador) ¿Y tú qué haces?
Leñador.-
Corto mi leña y gano para mi harina. Luego con estas manos, hago mi pan. Vendo mis liebres, hago mis buenas ollas…
Pastor 2
Mi… Mi… Yo… tengo… tengo…
Soldadito.-
Y mientras yo defiendo con mi valor y las armas la tierra en que nací y en la que vivo. Mi terreno.
Pastor 3
¿Tu? ¿Por qué es tu terreno? ¿No estamos en la viña del Señor? ¿No somos todos sus racimos? ¿No es de todos el suelo que pisamos?
Soldadito.-
¡La es del que la gana!
Pastor 3
¡Esa es la ley del más fuerte! ¡El más fuerte siempre es el más bruto!
Estudiante
Cierto, la ley del más sabio en cambio será la ley de la razón.
Pastor 2.-
¡Quién sabe! ¡La ciencia también se compra! ¿Y tú qué eres? ¡De ti no sabemos nada!
Estudiante
¡Yo estudio en el pasado y en el porvenir! Yo descubro los secretos de la materia y la modifico… Yo aprendo economía y política para regir a los hombres.
Pastor 3
¿Y así lanzarlos mejor unos contra otros?
Estudiante
Estamos muy lejos. No podemos entendernos.
Leñador.-
¡Yo defiendo lo mío, mi pan, mis hijos, mi hogar! Y procuro tener una reserva para el día de mañana
Pastor 2.-
Eso es egoísmo puro. No interesa.
Soldado.-
¡Yo en cambio lucho contra el enemigo!
Pastor 2.-
¡Contra el enemigo! ¡Contra el enemigo!
Pastor 1.-
¡Es malo tener enemigos!
Pastor 3.-
¡Que diga quien es el enemigo!
Soldado.-
¡El que nos la quiere usurpar!
Pastor 1.-
¡Que palabra más fea, más tonta!
¡Lo que pasa es que no la entiendes!
Pastor 1.-
¿A que sí? ¡Que otros la quieren para ellos, para explotar la tierra, para vivir en ella, o para mandar más hombres!
Pastor 1.-
Bueno, y si la necesitan… ¿Habrá algunas razones?
Pastor 3.-
¡Y que mas da que en la tierra vivan unos o vivan otros! ¡Si la tierra la hizo Dios para todos los hombres, blancos o negros!
Soldado.-
¡No entiendo de eso! ¡Pero cada cual, supongo, tendrá que tener su parte!
Leñador.-
Eso. Su parte. Su ración. Lo suyo, lo que no es de los demás.
Pastor 1.-
¡Que absurdo! ¿Pues no nacemos todos de la misma madre? ¡Desnudos, iguales, en cualquier lugar, momento o situación! ¿Y no morimos todos de la misma forma?
Pastor 2
¡Y lloramos, sufrimos, amamos, también por igual!
Soldado.
¡Nunca! Cada uno es cada uno. ¿Entendéis su lenguaje?
Estudiante.
¡Es un lenguaje espontáneamente sabio! ¡Pero no sirve para nada práctico!
Pastor 2.
¿Por qué? ¡El hombre es bueno!
Leñador.
¡Ni hablar! ¡El hombre es malo!
Estudiante.
¡Los hombres en grupo son malos! ¡A mí me enseñaron desde niño…!
Leñador.-
¡Pues a mí me decía mi abuelo…!
Estudiante.-
¡Que hay que saber más que otros y dominar desde arriba con la razón y la inteligencia!
Leñador.
¡Que hay que luchar por uno mismo y los suyos, y dejar a los demás que se maten si quieren! ¿Es lo sabio?
Soldadito.
Que si en la tierra impera la ley del más fuerte, hay que ser más fuerte que el otro y estar preparado para ganar. Porque el que no gana pierde. Y si para ganar es preciso matar, hay que matar o morir.
Pastor 3.
¡Pero nosotros vamos más lejos! ¡Mucho más lejos!
Pastor 1.-
¡Más allá de los intereses de los hombres!
Pastor 2.-
¡Mas allá de las necesidades de los hombres!
Pastor 3.-
¡Más allá de la ciencia y del saber!
Leñador.-
¡Tendréis que explicaros más claramente! ¡Son incomprensibles!
Pastor 3.-
¡Es más sencillo de lo que imagináis!
Pastor 1.-
¡Y también más hermoso!
Pastor 2.-
¡Comemos cuando hay algo en el zurrón!
Pastor 3.-
¡Caminamos siempre hacia delante!
Pastor 1.-
¡Vamos del valle a la cumbre, de norte a sur!
Pastor 3.-
¡Cantamos y recibimos alborozados el nuevo día!
Pastor 1.-
¡Y lo aceptamos con paciencia cuando llueve!
Pastor 2.-
¡Creemos en la Providencia y esperamos su designio!
Pastor 3.-
¡Cuando nos encontramos en el camino nos relatamos viajes, sucesos, temporales…!
(Como pasean mientras hablan y accionan obligan a los otros a constantes cambios de postura.)
Pastor 1.-
¡Y dejamos el tiempo correr…!
Pastor 2.-
¡Y nunca tenemos miedo de perder… lo que estamos ganando, la vida!
Leñador.-
¿Y como podéis hablar así? ¡Sois como niños!
Pastor 3.-
¿Hay algo más hermoso que ser niño? ¡Y quien pudiera no salir de la infancia jamás!
Estudiante.-
¡No se parecen ni piensan como otros hombres!
Soldadito.-
¡Son desconcertantes, irreales…!
Pastor 1.-
¡Diferente sí, tal vez porque somos inspirados!
Pastor 2.-
¡Somos poetas como mi amigo! ¡Somos cantores como yo! ¡Somos adivinos, como éste!
(Va señalando)
Leñador.-
¿Y eso que quiere decir?
Pastor 1.-
¡Que vamos más allá! ¡Más de lejos!
(Risas)
Pastor 2.-
¡Y que miramos sin querer más hondo!
Pastor 3.-
¡Y que tenemos una luz mejor para distinguir las cosas!
(Risas)
Leñador.-
¿Quién os da tales virtudes?
Soldadito.-
¡Eso mismo! ¿Quién, cómo y porqué?
Pastor 1.-
¿Quién nos da la noche y el día?
Pastor 2.-
¿Y el susurro del viento?
Pastor 3.-
¿Y el murmullo del agua?
Pastor 1.-
¡Las musas de los pastores!
Leñador.-
¡Este hombre delira! ¿Qué será eso?
Estudiante.-
¡Es que sueñan dormidos y despiertos!
Leñador.-
¡Una musa! ¿Y qué es eso?
¡Y dejemos el tiempo correr…!
Soldadito.-
¡No es posible, las musas son como las hadas, ¿no?!
Estudiante.-
¡Las musas son seres quiméricos, alados, que se posan en las mentes privilegiadas!
Soldadito.-
¡Las musas como las hadas solo existen en la fantasía de los niños, que no pueden ver la verdad de las cosas!
Pastor 1.-
¡De los niños que aún tienen verdad!
Pastor 2.-
¡De los niños que aún creen y ríen!
Soldadito.-
¿Dónde están? ¿Cómo son? ¡Que se vean!
Pastor 2.-
¡Las musas se llevan en la fantasía!
Pastor 3.-
¡Las musas se merecen o no se merecen! ¡Si no se merecen no vienen aunque se las invoque!
(Risas)
Leñador.-
¡Son ilusos!
Estudiante.-
¡Un mucho porque creen lo que no ven y ven lo que no existe!
(Risas)
Leñador.-
¿Será una maritornes?
El soldadito se coloca junto al pastor 1. El estudiante junto al pastor 2 y el leñador junto al pastor 3.
Pastor 1.-
¡La mía es hermosa! ¡Alegre y graciosa con risa de niña! ¡Morenita como los granos de trigo que dora el sol de agosto!
¡Pues si no lo veo no lo creo!
¡La mía es una niña blanca y pura! ¡Dulce angelical, alada, voladora, una verdadera maravilla!
¡Pues si no lo veo no lo creo!
¡La mía tiene la pureza de la rubia y la gracia de la morena! ¡Es perfecta pues reúne la inquietante gracia y el candor de las vírgenes!
¡Bah, las mujeres son mujeres! ¡Las vírgenes para los altares!
¡Hablábamos de musas! ¡La musa es superior a la mujer! ¡Es mujer sí, pero un sueño de mujer!
¡Ver para creer!
El pastor 1 se coloca en el centro y atrae la atención.
Pastor 1.-
¡Por mí no hay ningún inconveniente! ¡Cuando decline el día, cuando al fin los hombres se detengan a meditar o a soñar, cuando dejan de arañar en su provecho el bello suelo que pisan, entonces… solo entonces… llegan las musas!
Pastor 2.-
¡Si se las sabe invocar!
Pastor 3.-
¡Si uno se hace acreedor a las visitas por su fe!
Estudiante.-
¿Qué tendremos que hacer?
Pastor 1.-
¡Nada, dejarse llevar de las mágicas horas que vienen y van!
Pastor 2.-
¡Sin desear otra cosa, sin pedir nada de nada!
Pastor 3.-
¡Perderse plácidamente en el hermoso momento con tierra y cielo!
Pastor 1.-
¡Escuchar la melodía pastoril natural!
Pastor 2.-
¡Olvidarse del cuerpo y vivir para el alma!
Pastor 3.-
¡Esperar sin prisa mientras gira la rueda del tiempo!
Pastor 1.-
¡No tener ambiciones ni apremios!
Pastor 3.-
¡Dejarse llevar apresando el tiempo, alargándolo, deteniéndolo, que es de verdad vivir!
Pastor 2.-
¡Creer de verdad, sin dudar un solo instante!
Estudiante.-
¿Es entonces cuando aparecen las musas?
Pastor 1.-
¡Es entonces cuando se descorre el telón que oculta la maravilla de la vida!
Pastor 3.-
¡Es entonces cuando aparece la musa, que amablemente y mecida por el viento viene a transformar todo en belleza!
Pastor 2.-
¡Y en hondura y en verdad!
Pastor 1.-
¡Y en virtud, en sensibilidad, en ternura y en bondad!
Leñador.-
¡Eso es nuevo para mí! ¡No lo comprendo!
Pastor 3.-
Porque no te has parado a meditar. Cuando no partes tu leña es porque amasas tu pan y en las horas de descanso recuentas tus ganancias. Así una y otra vez.
Soldadito.-
¡Tampoco te entiendo yo! ¡Bah, tonterías!
Pastor 2.-
¡Porque llevas en el alma la rabia del combate! Porque temes que si te abandonas perderás y solo quieres ganar.
Estudiante.-
Pues yo me comprendo perfectamente, pero no lo creo posible. Una cosa es entender y otra creer.
Pastor 3.-
¡Sin fe no podemos hacer nada! No presumas de sabihondo, intenta ser más sencillo y más crédulo, un poco humilde y niño.
Leñador.-
¡Si me paro el porvenir no me labro!
Soldadito.-
¡El hombre tiene que hacerse su propia historia y la de su pueblo!
Estudiante.-
¡Hay que crear futuro! Hay que crear progreso.
Pastor 1.-
¡El porvenir no existe!
Pastor 2.-
¡La historia te la hace Dios!
Pastor 3.-
¡El misterio de la providencia y el milagro estará siempre por encima de la previsión del hombre y de los descubrimientos humanos!
Pastor 3.-
¡Entonces no vendrán las musas! ¡No os pongáis pesados! Hay un Dios de cielo y tierra que rige los destinos de los hombres sobre su propia voluntad. Un Dios que dice “no matarás”, que vino entre los hombres para darnos la paz y no la guerra. Y un Dios que existe y cuida a los pajarillos del cielo porque… se dejan y los hombres no. Se creen más listos.
Soldadito.-
¡Entonces… ¿Qué me dices de las Cruzadas por Cristo?
Pastor 3.-
¡Falsas interpretaciones de la verdad! El evangelio no deja lugar a dudas. Dios puso la otra mejilla para recibir una nueva bofetada, no mandó que se matara para que triunfara su estandarte y su Ley. Prefirió morir Él. Complicáis lo más claro.
Todos quedan pensativos dando vueltas y vueltas.
Pastor 1.
¡Es más cuerdo abandonarse y esperar…!
Pastor 2.
¡Amar y soñar!
Pastor 3.
¡Caminar bajo la lluvia!
Leñador.-
Leñador.
¿Y si llega el frío?
Pastor 1.
¡Calentarse con el tronco reseco de la vid o las piñas de un pinar! ¡Vivir y reír!
Pastor 2.-
¡Arrancar las raíces del suelo y chupar su dulce savia!
Pastor 3.-
¡Esperar y aceptar alegres la sorpresa de cada día!
Pastor 1
¡Cantar y cantar a la esperanza!
Soldadito
¡El hombre ha de hacerse su hoy, su mañana, su después! Estamos solos.
Pastor 1
¡Hombre de poca fe! Así haces difícil la vida.
Pastor 2.
¡Y fea! ¡El hombre es como la paloma y el ruiseñor! ¡Una criatura más sobre la tierra de Dios! ¡Nada más!
Estudiante.
¡El hombre es un ser maravilloso, cuya inteligencia todo lo puede!
Pastor 3.
¡Con Dios! ¡Sin Él la soberbia le trastorna y enloquece… para nada!
Pastores.
¡Para nada! ¡Para nada!
El leñador lleva al soldado a un ángulo y a ellos se acerca el estudiante.
Leñador.
¿Qué opináis? ¿Tendrá razón?
Soldadito.-
¡Saben mucho! ¡Les enseña la noche y el día!
Estudiante.-
El campo verde y el alto pino. Piensan y andan…
Soldadito.-
¡Tenemos que obedecerlos y creerles y hacer lo que mandan! El caso es ver eso de las musas. Hay que convencerse. ¿Qué sugieren en la mente tales musas?
Pastor 1.-
(Ríe al oírlos)
¡Las buenas ideas!
Pastor 2.-
¡Las bellas ideas!
Pastor 3.
¡Las altas, nobles y poéticas ideas!
Estudiante.
¡Bueno… Queremos verlas y estamos dispuestos a comportarnos como vosotros creáis oportuno!
(Más profundos)
¡Pues sentaros tranquilamente! ¡Ahora tomad: Comer de mi queso, beber, descansar, olvidar…! ¡Ni el mañana ni el ayer, vivamos todos nada más el momento, el instante…!
Pastor 3.
¡Mirad las estrellas, el camino de Santiago…!
Pastor 2.-
¿Oís el rumor del viento? ¿Oís la canción del agua entre la maleza?
Pastor 1.-
¡Qué belleza! ¡Es una hora nueva, buena, mágica…!
Pastor 2.-.
¡La dicha, la paz, el bien hallarse, la feliz conformidad se va adueñando de vuestros corazones!
Pastor 3.-
¡Nada deseéis que esté mas allá de lo que poseéis!
Pastor 1.-
¡Todos somos unos, hermanos, compartimos la paz y el pan .Ellas vendrán pronto! ¡Soñémoslas!
Un silencio meditativo se adueña de los personajes. Sentados forman tres parejas. Se va oscureciendo la escena. Música clásica. Al cabo de un rato veremos salir detrás de un telón que habrá al fondo, uno por cada pareja, una niña encantadora de ballet, coronadas de flores y llevando cestas de mimbre llenas de flores en sus manos. La rubia vestida de rojo, la trigueña de negro y la morena de blanco.
Bailan un rato. Cubren de flores a los pastores.
Musa morena.-
¡Los ángeles se han reunido y forman un coro allá en el valle! ¡Todo es ilusión!
¡Ha salido el arco iris! ¡Junto al río, en la ladera, las niñas juegan al corro! ¡Todo es ilusión!
Musa rubia.-
¡Vengo de una mansión de ensueño! Es el hogar de los cupidos. Acaban de bajar a jugar con los hombres. En los rayos del sol juegan y afilan sus dardos. ¡Todo se vuelve amor!
Los pastores intentan apresar sus manos o sus vestidos pero ellas escapan entre el movimiento del baile. Seguidamente desaparecen por donde entraron.
Pastor 1.-
¿La visteis? ¿Podías sentir o pensar nada que no fuera ideal ante ella?
Pastor 2.-
¿La visteis? ¿Podríais talar la pureza del madero que mereció una Cruz ante sus ojos?
Pastor 3.
¿Podríais, después de haberla amado un salo instante, cubrirte de sangre de corderos para defender tu interés o tu tierra? ¿Contra los que nada te hicieran porque son mandados?
Soldadito.
¡Yo no soy pastor!
Leñador
¡Yo no soy pastor!
Pastor 3
¡Entonces las musas te llenarán de flores y te coronarán con ramas de olivo!,
Pastor 1.
Las musas os nombraran señores de la felicidad.
Pastor 2
Y os darán voz para alabar, corazón para agradecer, paz para saber esperar.
Pastor 2
¡Toda lo demás se esfuma, se hace niebla!
Pastor 1.
¡Todo lo demás se diluye, se pierde!
Pastor 3.
¡Todo lo demás se vacía en el deseo, sin borrarse!
Amanecer.
Pastor 1.
¡Volvamos al valle con los corderos!
Pastor 2.
¡Ha vuelto a nacer el día de un capullo de lumbre!
Pastor 3
¡Las estrellas bordaron también vuestros destinos!
Las tres.
¡Quedar y vivir en paz!
Diciendo así desaparecen uno tras otro. El leñador el soldadito y el estudiante quedan tristes y asombrados. Mientras se aleja la música ellos se levantan lentamente y toman el hacha, el fusil, el libro y empiezan a caminar.
Los tres,
¡Quién pudiera ser pastor!
FIN