
EL PAÍS DE LA ESPERANZA
Teatro infantil
Nota de la Autora
Casi sin, pretenderlo, me encontré ante la desmitificación de los cuentos de hadas, en esta obra y tal vez, por haber estado siempre en mi niñez, tras la persecución de algún cuento fantástico. Y no creo en absoluto que enriquezcan la fantasía de los niños sino que a veces, según el niño, se la retuerce o se la confunde. Esto puede evitar en ellos un claro conocimiento de la vida y un complicado proceso de adaptación a la cruda realidad.
Tenemos diferentes casos y personalidades. Unos más sensibles y otros menos a este problema. Hay el niño que intuye que le están engañando, que eso que le cuentan no es lo que ve. Que le toman por necio o tonto y se hace desconfiado y escéptico. Tenemos el que lo cree todo a pié juntillo, y vive en su luna, en su reino de ilusión. ¿Esto es bueno? —Me pregunto—. El que enamorado de los cuentos por contraste a lo que vive, se empeña en vivirlos como Daniel y los persigue en vano, con el natural desencanto. El que no asimila ambas cosas a la vez, la quimérica vida de ensueño y el niño ese tullido y anémico que pide limosna a la puerta del mercado, y vive confundido, cerrado en si, sin entender nada. Todo esto produce una rémora en el desarrollo de una fantasía auténtica, con hermosos sueños realizables, que a la larga, embellezcan y enriquezcan más la vida.
Por ello esta obra,— que gusta mucho a los niños que la leen, la graban o la representan — quiere desmitificar y separar de la vida los imposibles y destacar en cambio la alegre vida de niños, sanos, alegres y despiertos, que aprendiendo en la verdad, viven no obstante la vida, con la alegría de una imaginación real y desbordante.
La Autora
Contenido.—
Unos niños tratan de realizar en sus vidas un cuento que les contaba la abuela antes de dormir y se llevan los fracasos y desengaños correspondientes hasta volver a la realidad.
Con esto se pretende desterrar el cuento de Hadas, que produce en el niño una falsa visión de la vida y le hace soñar, delirar y hacer tonterías. Y se pide teatro y cuentos que les presenten por fin, las normales y autenticas travesuras de los niños. De esta manera queremos desterrar la confusión y la mentira del alma del niño, darle un conocimiento exacto de la vida con la que irremediablemente ha de enfrentarse y enriquecer la proyección de su niñez, hacia los demás.
El país de la Esperanza.
Teatro infantil
Primer acto
El escenario solamente requiere un árbol en el centro. Este árbol puede estar sobre un pequeño montículo .
Un niño de unos nueve años aproximadamente llamado Daniel lleva de la mano a una niña llamada Flor, que puede tener dos o tres años menos que él. El niño lleva un palo al hombro con un pañuelo que cuelga de este y envuelve su único equipaje
Dan vueltas y vueltas alrededor del árbol. Van cansados. La niña se rinde a cada momento pero él, tira de ella con voluntad y tesón.
Flor.—
¡Estoy cansada! ¡No puedo seguir andando!.
Daniel.-
¡Tienes que poder!
Flor.—
¡Tanto andar y andar! ¡Que aburrido es esto!
Daniel.-
¡No hemos andado aún más que la primera parte del camino! ¡Y es preciso llegar, bien lo sabes! ¡Tenemos que encontrar como sea el país de la Esperanza!
Flor.—
¿Y si no existe?
Daniel.-
¿Como puedes dudarlo?
Flor.—
¿Es que tu nunca lo dudas?
Daniel.-
¡Ni por un momento! ¡Recuerda que la abuela nos lo repetía todas las noches!
Flor.—
¡Para que nos durmiéramos!,
Daniel.—
Desconfiada. ¡Yo siempre dormía soñando con él!
Flor.—
¡No se no se! ¡Lo que si se es que tengo frío, sueño y hambre!
Daniel.-
¡Bah, eso no es nada! ¡Tienes que ser fuerte y valiente! ¡Cuando lleguemos a ver sus torres blancas… Todo se te pasará.
Flor.—
¿Tu crees que llegaremos algún día?
Daniel.—
¡Pues claro que sí! ¿Pero por qué te paras siempre que me hablas? ¡Así perdemos mucho tiempo!
Flor.—
¡Es que me fatigo! ¡Este parece el camino que no tiene fin!
Daniel.—
.
¡Paciencia y constancia! Cuando lleguemos descansarás.
Flor.—
¿Tu crees? ¿Estás seguro?
Daniel.—
¡Y comerás y dormirás, y reirás mucho, mucho! ¡Ánimo niña! ¡Se fuerte, se valiente, se… Se buena!
Flor.—
No soy fuerte. No soy valiente, me canso sin poderlo remediar! ¡Me aburro de tanto andar!. ¡Tengo hambre! ¡Se me abre la boca a cada momento! ¡Cuanto sol…! ¡que mal está el camino! ¡No puedo mas!
Daniel.—
¡Ya lo creo que puedes! ¡Yo soy un hombre de mucha voluntad, yo te llevaré siempre de la mano y juntos iremos al fin soñado! ¡Abuelita: Por tu recuerdo, Daniel te promete que llegaremos al País de la Esperanza! ¡Llegaremos!
Flor.—
¡Esta bien! (Resignada) ¡Está visto que no tiene remedio! Entonces déjame sentar a descansar un poquito!.
Daniel.—
Nada de eso. Imposible. ¡No podemos andar parando a cada dos pasos!. Se pierden músculos. Las piernas se paralizan, el cuerpo se empereza, se cierran los ojos… ¡No puede ser! ¡Cuando llegue la noche, ahora hay que seguir adelante!
Flor.— ¡
Pues me muero! ¿Quieres tu que me muera? ¡Te vas quedar muy solo!
Daniel.—
¡No seas tonta! ¡Nadie se muere hasta que Dios quiere!.
Flor.-
¡Bah! ¡Eso no es tuyo! ¡Lo dicen los viejos!
Daniel.—
¡Si lo entiendo ya es mío! ¡Vamos, pesada!
Flor.— (Se detiene)
¡Háblame del país de la Esperanza! ¡Es cierto que allí nos darán de comer?
Daniel.—
¡Huy ¡Lo que queramos! ¡Hasta hartarnos! ¡Allí sobra todo cuanto podamos desear y apetecer!
Flor.—
¿Y habrá también papás y mamas de sobra?
Daniel.—
¡Muchos! ¡Tantos como para poder elegir para nosotros los mejores, bueno, lo que más nos gusten!
Flor.—
A mi, con que sean alegres y simpáticos. ¿Y si los que eligen son ellos?
Daniel.—
¡Que más da! ¡Es igual! ¿No ves que allí todos son buenos?
Flor.—
¿Y si te eligen a ti y a mi no?
Daniel,—
¡No compliques! ¡Yo te cedo los míos! ¡Yo, casi no los necesito ya! ¡Soy un hombre!
Flor.—
¡Entonces… no se para que vas!
Daniel.—
¡Para gozar de la felicidad!. ¿No ves que allí no hay penas, ni enfermedades, ni contrariedades, ni cosas feas ni malas! ¡Y también para jugar con millones de juguetes!.
Flor.—
¡Olé! ¿También habrá millones de juguetes?
Daniel.—
¡No sabes tu muy bien lo que nos espera! Allí habrá dulces, torrados, trufas, compotas, flanes, tartas heladas, flautas, trenes, tambores, balones, organillos, mecanos, y pare usted de contar… De todo, con decirte que de todo.
Flor.—
¡Muchas de esas cosas las teníamos en casa!
Daniel.—
Pero todo lo perdimos para siempre. Tu lo sabes. ¡Todo se prendió fuego! ¡Que horrible es el fuego! ¡Y ya no tenemos nada de nada, ni casa, ni familia…! ¡Hay que llegar como sea, al País de la Esperanza!
Flor.-
¿Y quien nos dará todo eso?
Daniel.—
No comprenderás nunca. ¡Allí hay de todo, todo es de todos! ¡Aquello es mejor que un paraíso! ¡Casi…casi como un cuento! ¡Casi.,casi!
La niña hace un gesto de duda pero sigue caminando.
Se cruzan con dos pastores.
Pastor 1.—
¡Hola! ¡Muy buenas! ¡Un chico y una chica! ¿Dónde irán tan solos y tan serios?
Pastor 2.—
¿Dónde vais pequeños si se puede saber?
Dani (Amable)
¡Buenas tardes! ¡Se saluda! ¡Pues vamos hacia el País de la Esperanza!
Flor.—
¿Ustedes podrían indicarnos cual es el camino más corto para llegar a él?
Pastor 2.—
¡Tu déjame primero pensar! ¡Ese país… Ese país, oye compañero ¿has oído hablar de ese lugar?
Pastor 1.—
¡Yo creo que sí… Alguna vez… He corrido tanto… ¡Me parece sin embargo que no cae por aquí? ¿Tu que dices amigo?
Pastor 2.—
¡Que eso no cae por este terreno! ¡A mi me da la idea de que… debe caer… Allá para el Norte!
Pastor 1.—
Si. Eso mismo, tirar hacia el Norte y llegareis ¡Eh, que el Norte cae hacia allí!
Pastor 2.—
¡No hombre, hacia allá!
Flor.—
Decirlo exactamente! ¡No nos hagáis andar más de la cuenta!
Pastores,—(Ambos después de mirarse)
¡Para allá!
(Extienden hacia un lado ambas manos los dos)
Flor.—
¡Eso debe estar muy lejos!
Pastor 2,—
¡Y tanto! ¡Hay que cruzar toda la cordillera de montañas!
Daniel.-
¡Para mi eso…Nada!. ¡Cuánto más difícil, mejor! ¡Lo malo es esta que acobarda y se cansa!
Flor.-
¡Pues yo me quedo aquí! No me gusta ir tan lejotes.
Dani.-
¿Lo veis? ¡Gracias amigos! ¡Vamos niña! ¡No me enfades, sabes que hay que llegar!
Flor.—
¡Nos moriremos de hambre antes de llegar a las montañas!
Daniel.—
¡No seas ñoña!
Pastor 1.—
¿Acaso no lleváis provisiones?
Flor.—
¡Un poco de pan y gracias!
Pastor 2.—
¿Les damos queso? ¿Qué te parece?
Pastor 1.—
¡Si hombre, por mi sí! Y la miel. ¡Y un poco de leche! ¡Me da lástima de la chiquilla esta! ¡Y que ya sabes tu como tengo de repletos los panales de miel éste año!
Flor.—
¡Que suertaza! ¡ Que alegría tan grande! ¡Que Dios os lo premie!
Los pastores les dan unas viandas que Dani coloca en su bulto.
Dani.-
¡Ojalá vayáis un día por el país de la Esperanza! ¡Os lo merecéis! ¡Si veis que las cosas se os ponen mal, cambiar rumbo hacia dicho país! ¡Y todo se os premiará
Pastor 1.—
¡No queremos recompensas! ¡Os lo damos de corazón!
Pastor 2.—
¡Hasta que volvamos a vernos!
Flor.—
¿Volveremos a vernos?
Pastor 1.—
¡La vida da muchas vueltas!
Dani (Saluda con el brazo mientras ellos salen)
¡Hasta que nos veamos en el país de la Esperanza!
(Los niños siguen caminando largo rato. Anochece)
Flor.—
¡Tengo miedo! ¡Se hace de noche! ¡Oigo ruidos!
Dani
¡No tengas miedo! !Las noches son muy bellas!
Flor.—
Para anda. ¿Me puedo dormir ya?
Daniel.— (Bajando la mochila del hombre)
Bueno, vale. ¡Pero antes tomaremos un poco de leche!
Flor.—
¿Nada más? ¿Y la miel?
Daniel
¡Tenemos que estirar las provisiones, para no pasar hambre mañana! ¡Toma! ¡Espérate la endulzaré un poquito! (La preparan, la dan vueltas con un palito del suelo y se la toman)
Flor.—
Vale, vale. (La saborea) ¡Que rica!
Daniel.—
¡Ahora túmbate, anda! ¡Te voy a arropar un poco!
(Deslía una mantita que lleva al hombro) (Luego se sienta y contempla las estrellas)
Flor.—
¡Cuéntame cosas del País de la Esperanza!
Daniel.—
Desde luego. ¡Pues no faltaba más! ¡Atiende!
“Erase un País de ensueño. Una tierra de ilusión. Erase tierra de risas. Era un paraje de amor. Allí iban todos los niños que querían ser felices y allí iremos tú y yo.
¿Te canto?— ¡Ya se duerme. Ya se duerme!
Daniel canta.—
”Campanitas de plata, anunciará el alba, una lluvia de perlas te mojará la cara, llenando de bodoques, tú faldita encarnada.
Te servirán las ninfas, te cantaran las hadas
Los niños más hermosos, cubriéndote de flores,
Celebrarán tu entrada…
(Se oyen campanas y piar de pajar)
Te arrullaran las aves. sirenas y gaviotas te adornarán con algas.
Coronas de violetas resaltarán tus gracias.
Te arrullarán las aves
Segundo Acto
Personajes de este acto o cuadro:
Flor.-Daniel.—Lili.— Bolo.—Rocío.— Ninchi.—Azucena.— Dolfo.— Tío Rodi.
Amanece. Los niños duermen a la intemperie. Oiremos una alegre muñeira y tres parejas entran bailando. Daniel despierta como soñando. Aquello le parece precioso y cree haber llegado a su meta. Flor despierta algo después, admira y calla.
Daniel.—
¡Dios Santo! ¿Qué es esto tan maravilloso? ¿Dónde nos encontraremos ya? ¿Habremos llegado? ¡Voy a interrogarles! (Se levanta y va hacia ellos) ¿Qué bailáis? ¡Oye, por favor, para un momento! (Va hacia otra niña) Cuéntame tú guapísima. ¿Acaso pertenecéis al País de la Esperanza?
Lili.—
¿Y tú, que haces aquí? ¿De donde sales? ¡Chicos, mirad que tipo tan raro! ¡Y que cosas pregunta!
Daniel.—
¿Dónde estamos? ¿Quiénes sois? ¿De donde llegáis? ¿Dónde vivís? ¡Pronto, pronto, contestar!
(Todos dejan de bailar y le rodean curiosos)
Bolo.—
Oye; ¿tú estás bien de la cabeza por casualidad?
Rocío.—
¡Mirarle! ¡Si parece que está en Babia!
Ninchi.—
¡Pues mira nene, venimos de nuestra casa!
Azucena.—
¡Y somos de nuestra aldea!
Dolfo.—
¡Admirarla! ¡Desde aquí se divisa! ¡En la ladera! ¿La ves?
Bolo.—
¿Verdad que es muy bonita?
Rocio.—
Celebramos la fiesta de la patrona aquí, en la Ermita.
Ninchi.—
¡Y estarnos ensayando para bailar en la procesión!.
Flor.— (Se levanta y camina hacia ellos)
¡Que alegría encontraros! ¡Os vi bailar y creí que soñaba! ¡Que lindos trajes!
Daniel.— (Sin convencerse)
¿Pero como se llama ese lugar donde aprendéis bailes tan bellos?
Bolo.—
¡Pánfilo! ¡Es un lugar como otro cualquiera y se llama Zalami! ¡Un pueblo de tantos con sus fiestas y costumbres!
Daniel.—
¡Que fallo! ¿De verdad que no venís del País de la Esperanza?
Rocío-
Despierta amigo. No sigas soñando Abre bien los ojos. Nosotros somos de verdad, de carne y hueso! ¡Toca!
Daniel.-
No sé… No se… Esos bailes… Esa música…
Azucena.—
¡Aprendemos nuestros bailes desde pequeños!
Dolfo.—
¡Y en las fiestas se los bailamos a la Virgen como los jóvenes!
Daniel.—
Sí pero… ¿En ese pueblo no hay enfermedades, ni llantos, ni miseria…?
Ninchi.—
¡Tú estas mal! !No hay lugar con esas características!
(Un silencio curioso y carcajadas)
Dolfo.— (Con guasa)
Si hombre, lo que pasa es que está en otra parte
Bolo.—
Pues si… Parece que me suena! ¡Eso debe de estar hacia el Oeste!
Daniel.— (Pensativo)
¡Vaya cosa! Entonces… Vuestra tierra es como las demás?
Ninchi.—
¡Anda este! ¿No estará loco?
Varios.—
¡Está chiflado!
Daniel.—
¡No, no! Veréis; ¡yo busco un lugar ideal! ¡Donde todo es belleza, alegría, poesía, bondad… ¡Donde no existe el mal!
(Carcajadas)
Rocío.—
¿Qué es lo que buscas chaval? ¿Una aguja en un pajar?
Bolo.— (Da unas revueltas por sorpresa)
¡Da tres vueltas y lo encontraras! (Carcajadas) !Frío, frío, frío, templado… Frío!
Varios.— (Empujándole)
Al Oeste chaval.
(A carcajada limpia se retiran. De nuevo se oye su música alejándose)
Ninchi.— (Asomándose)
¡Tu síguelo buscando que ya lo encontrarás! ¡Hacia el Oeste chaval! (Carcajada)
Flor.—
¿Lo ves? ¡Se han reído de nosotros! ¡Nos han tomado el pelo!
Dani
¡Es que estaban de broma! ¡Mas dijeron la verdad porque por aquí no está!
Flor.—
¡Pues tu te lo creíste! Y ahora… Hay que cambiar el rumbo.
Daniel.—
¡Hay que continuar!
Flor.-
¡Si ya no puedo más!
Daniel.- (Cantando)
¡Ánimo hermanita, tenemos que llegar. Cuando la nueva aurora comience a alborear… Tenemos que llegar, tenemos que llegar… te r
(Un apagón o telón rápido y otro nuevo amanecer)
Daniel.—
¡Despierta Flor, espabila…! ¡Vamos al manantial para lavarnos!
Flor.— (Desperezándose) ¡Que sueño! ¡Que hambre! Quiero desayunar pan con miel! ¡Pan con miel! ¡Pan con miel!
Daniel.-
¿Y por que no esperamos a desayunar en un pinar?
Flor.—
¡Eres un roñoso! ¡Como me lo regateas!
Daniel.-
¡Tiene que durar mucho! ¡Mira ya ha salido la aurora! ¡Ya cantan los pajarillos! ¡Ya empiezan abrirse las flores del camino!
Flor.—
¡Un día más! ¡Y nosotros sin encontrar el País de la Esperanza! ¿Cuánto tiempo llevamos andando?
Daniel.—
Eso es lo de menos. ¡Lo importante es llegar a la meta! ¡Vamos, caminemos, vamos!
Flor.—
¡Ya voy hombre! (Camina) ¡Anda, háblame de él, para que se me haga más corto el camino!
Daniel.-
Imagina el lugar más hermoso de la tierra. ¡Dónde todo es de una belleza deslumbrante!
Flor.—
¡Pues a mi, esos bailarines, me parecían de una belleza deslumbrante!.
Daniel.—
¡No compares! ¡Tu no tienes imaginación! ¡A mi, de momento, también me impresionaron! ¡Pero no… Tiene que ser otra cosa! ¡Si hubieras leído tantos cuentos como yo…!
Flor.—
¡Cuentos! (Desconfiada) ¡Mira, un hombre! (Se cruza u viejo)
Tío Rodi.—
¿Se puede saber donde vais tan solos? ¿Que buscáis por lo caminos? ¿Os habéis escapado de casa?
Daniel.—
¡Nada de eso señor! ¡Vamos en busca del País de la Esperanza!
Tío Rodi.—
¡Huy huy! ¡Eso no existe! ¿Quien os ha engañado’? ¡A casita a casita!
Daniel.—
¿Y usted que sabe, viejo? ¡Yo estoy seguro de lo que digo!
Flor.—
¡No le llames viejo con desdén! (Amable) ¿Como se llama usted señor?
Tío Rodi.—
¡Yo soy el tío Rodi! ¡Me conocen los chavales de todo el globo terráqueo! ¡Soy muy popular, en serio!
Flor.-
¿Y cree usted que lo que buscamos está por aquí?
Tío Rodi.—
¡Que no, hijos, que no! ! Al menos nunca he oído hablar de semejante lugar. Y mira que he recorrido millas y millas. ¡Medio mundo me conozco yo!
Daniel.— (Silba)
¡Un poco si que exagera! ¿Eh, tío Rodi?
Viejo.—
Pudiera ser que se llamara así algún lugar que se me haya quedado atrás o que me quede por visitar. Aunque. No sé… Parece cosa de fábula. Vamos a ver;. ¿a vosotros en que dirección os han mandado?
Flor.—
Primero nos dijeron que hacia el Norte, luego hacia el Este, después hacia el Oeste…
Viejo.—
¡Pues me temo me temo, que ahora tendréis que ir hacia el Sur! ¡Y eso sin garantizaros nada! !Preguntar de todas formas! !Claro que andando hoy, no se llega a ningún sitio! Pero no quiero daros disgustos-
Flor.—
¿Hacia el Sur? ¡Y que va a ser de nosotros!
Daniel.—
¿Quién podrá informarnos exactamente?
Tío Rodi.—
A unos siete kil6metros aproximadamente, en línea recta, hallareis un pueblo muy blanco. Sus gentes son muy cultas y entendidas. Con deciros que pasa el tren, tienen línea de autobús, teléfono, una fábrica… En fin, el progreso.
Daniel.—
¡Que van a saber esos de nada! !Cuanto más adelantados se creen y más progresistas, más tontos y desgraciados. El teléfono y los autobuses, no hacen felices y avisados a los hombres. Además, ¡de lugares ideales no sabe cualquiera!
Tío Rodi.—
¡Mucho sabes tú chaval! ¡Claro que allí los hombres, mo tienen alas, ni coronas…!
Daniel.—
Esos… Esos no entienden más que de comer y de dormir
Tío Rodi.—
¡Muy soñador me pareces! ¡Y muy seguro de ti! !Vanos que no necesitas mi ayuda!
Flor.-
¡Si que la necesitamos tío Rodi. !Se nos ha terminado el pan!
Tío Rodi.—
¡Demonio!.¿No lleváis comida? ¡Voy a daros una gran torta de chicharrones! ¡Os gustará! ¡La hice yo mismo!
Flor.— (Dando palmas)
¡Que suerte! !Que maravilla! ¡Estupendo!
(El viejo se la entrega y Daniel la guarda en su morral)
Daniel.—
Muchas gracias buen hombre. ¡Que es de mal nacidos, no ser agradecidos!
Tío Rodi.—
¡Que tengáis suerte y lleguéis y pronto! ¡Tener cuidado, no os vayáis a fiar de todo el mundo! ¡Hay mucho malo por los caminos! ¡Ladrones, malhechores, explotadores de niños!
Daniel.—
¡Gracias por el consejo y hasta siempre!
(El viejo desaparece)
Flor.—
¿Ya puedo comer hasta hartarme?
Daniel.—
¡No se puede comer mucho un día, y los demás ayunar!
Flor.—
¡Siempre con tus monsergas y argumentos! ¡Ya me estas hartando! ¡Vete tú sólo y déjame en paz! ¡Ya me las arreglaré yo sola!
Daniel.—
¡No seas injusta! ¡Hay que pensar en mañana!
Flor.—
¡Bah, mañana encontraremos otros pastores, otro viejo…!
Daniel.—
¡No todo el mundo es bueno!
Flor.—
¡Pues entonces, tendremos que conformarnos sin remedio! ¡Pero ahora que lo tenemos…!
Daniel.
¡Te daré un poco cara que te calles! ¡Toma! (Saca un trozo pan) Y ahora puedes descansar si quieres. ¡Toma ¡Yo voy a dar una vuelta! ¡Tengo mucho en que pensar!
Flor.—
¡Está bien. Pero cuéntame primero lo del lago de las Hadas!
Daniel.-
¡Trata de imaginar! ¡Hay que pasar por un largo túnel, de pronto sales a un enorme lago que se encuentra en las profundidades de la tierra. Pasas por una cueva de estalactitas, cuyas paredes aparecen forradas de oro, plata, nácar, rubíes, esmeraldas…
Flor,—
¡Que riqueza! ¡Es maravilloso!
Daniel.—
El techo que parece el cielo y no lo es, está cubierto por miles de cristalitos colgantes que hacen música al chocar. Y hay como una bóveda abierta, por la que se puede ver también el cielo de verdad lleno de estrellas rutilantes y fugaces.
Flor.—
Es extraordinario ¿verdad?
Daniel.—
Cuando otra nueva música empieza a sonar las estrellas de cristal caen al agua una por una. Entonces de cada una, sale un hada bellísima, vestida con tules y coronada de flores. Que encanto el del lago entonces iluminado por el cielo auténtico!
Flor.—
Es fantástico.
Daniel.—
Se ponen a bailar al son de la música. Imagínatelas. ¡No te lo Pierdas! ¡Mira bien! ¡Yo las estoy contemplando! ¡Son preciosas! ¿Oyes la música? ¿Las ves? ¿Las ves?
(Iluminadas con reflectores, detrás de la entrada de una cueva corriente veremos seis muñecas o niñas muy pequeñas vestidas de hadas, que con fantasía y colorido bailan un minué, mientras los niños sueñan.)
Segundo Acto
Personajes de este acto o cuadro:
Flor.-Daniel.—Lili.— Bolo.—Rocío.— Ninchi.—Azucena.— Dolfo.— Tío Rodi.
Amanece. Los niños duermen a la intemperie. Oiremos una alegre muñeira y tres parejas entran bailando. Daniel despierta como soñando. Aquello le parece precioso y cree haber llegado a su meta. Flor despierta algo después, admira y calla.
Daniel.—
¡Dios Santo! ¿Qué es esto tan maravilloso? ¿Dónde nos encontraremos ya? ¿Habremos llegado? ¡Voy a interrogarles! (Se levanta y va hacia ellos) ¿Qué bailáis? ¡Oye, por favor, para un momento! (Va hacia otra niña) Cuéntame tú guapísima. ¿Acaso pertenecéis al País de la Esperanza?
Lili.—
¿Y tú, que haces aquí? ¿De donde sales? ¡Chicos, mirad que tipo tan raro! ¡Y que cosas pregunta!
Daniel.—
¿Dónde estamos? ¿Quiénes sois? ¿De donde llegáis? ¿Dónde vivís? ¡Pronto, pronto, contestar!
(Todos dejan de bailar y le rodean curiosos)
Bolo.—
Oye; ¿tú estás bien de la cabeza por casualidad?
Rocío.—
¡Mirarle! ¡Si parece que está en Babia!
Ninchi.—
¡Pues mira nene, venimos de nuestra casa!
Azucena.—
¡Y somos de nuestra aldea!
Dolfo.—
¡Admirarla! ¡Desde aquí se divisa! ¡En la ladera! ¿La ves?
Bolo.—
¿Verdad que es muy bonita?
Rocio.—
Celebramos la fiesta de la patrona aquí, en la Ermita.
Ninchi.—
¡Y estarnos ensayando para bailar en la procesión!.
Flor.— (Se levanta y camina hacia ellos)
¡Que alegría encontraros! ¡Os vi bailar y creí que soñaba! ¡Que lindos trajes!
Daniel.— (Sin convencerse)
¿Pero como se llama ese lugar donde aprendéis bailes tan bellos?
Bolo.—
¡Pánfilo! ¡Es un lugar como otro cualquiera y se llama Zalami! ¡Un pueblo de tantos con sus fiestas y costumbres!
Daniel.—
¡Que fallo! ¿De verdad que no venís del País de la Esperanza?
Rocío-
Despierta amigo. No sigas soñando Abre bien los ojos. Nosotros somos de verdad, de carne y hueso! ¡Toca!
Daniel.-
No sé… No se… Esos bailes… Esa música…
Azucena.—
¡Aprendemos nuestros bailes desde pequeños!
Dolfo.—
¡Y en las fiestas se los bailamos a la Virgen como los jóvenes!
Daniel.—
Sí pero… ¿En ese pueblo no hay enfermedades, ni llantos, ni miseria…?
Ninchi.—
¡Tú estas mal! !No hay lugar con esas características!
(Un silencio curioso y carcajadas)
Dolfo.— (Con guasa)
Si hombre, lo que pasa es que está en otra parte
Bolo.—
Pues si… Parece que me suena! ¡Eso debe de estar hacia el Oeste!
Daniel.— (Pensativo)
¡Vaya cosa! Entonces… Vuestra tierra es como las demás?
Ninchi.—
¡Anda este! ¿No estará loco?
Varios.—
¡Está chiflado!
Daniel.—
¡No, no! Veréis; ¡yo busco un lugar ideal! ¡Donde todo es belleza, alegría, poesía, bondad… ¡Donde no existe el mal!
(Carcajadas)
Rocío.—
¿Qué es lo que buscas chaval? ¿Una aguja en un pajar?
Bolo.— (Da unas revueltas por sorpresa)
¡Da tres vueltas y lo encontraras! (Carcajadas) !Frío, frío, frío, templado… Frío!
Varios.— (Empujándole)
Al Oeste chaval.
(A carcajada limpia se retiran. De nuevo se oye su música alejándose)
Ninchi.— (Asomándose)
¡Tu síguelo buscando que ya lo encontrarás! ¡Hacia el Oeste chaval! (Carcajada)
Flor.—
¿Lo ves? ¡Se han reído de nosotros! ¡Nos han tomado el pelo!
Dani
¡Es que estaban de broma! ¡Mas dijeron la verdad porque por aquí no está!
Flor.—
¡Pues tu te lo creíste! Y ahora… Hay que cambiar el rumbo.
Daniel.—
¡Hay que continuar!
Flor.-
¡Si ya no puedo más!
Daniel.- (Cantando)
¡Ánimo hermanita, tenemos que llegar. Cuando la nueva aurora comience a alborear… Tenemos que llegar, tenemos que llegar… te r
(Un apagón o telón rápido y otro nuevo amanecer)
Daniel.—
¡Despierta Flor, espabila…! ¡Vamos al manantial para lavarnos!
Flor.— (Desperezándose) ¡Que sueño! ¡Que hambre! Quiero desayunar pan con miel! ¡Pan con miel! ¡Pan con miel!
Daniel.-
¿Y por que no esperamos a desayunar en un pinar?
Flor.—
¡Eres un roñoso! ¡Como me lo regateas!
Daniel.-
¡Tiene que durar mucho! ¡Mira ya ha salido la aurora! ¡Ya cantan los pajarillos! ¡Ya empiezan abrirse las flores del camino!
Flor.—
¡Un día más! ¡Y nosotros sin encontrar el País de la Esperanza! ¿Cuánto tiempo llevamos andando?
Daniel.—
Eso es lo de menos. ¡Lo importante es llegar a la meta! ¡Vamos, caminemos, vamos!
Flor.—
¡Ya voy hombre! (Camina) ¡Anda, háblame de él, para que se me haga más corto el camino!
Daniel.-
Imagina el lugar más hermoso de la tierra. ¡Dónde todo es de una belleza deslumbrante!
Flor.—
¡Pues a mi, esos bailarines, me parecían de una belleza deslumbrante!.
Daniel.—
¡No compares! ¡Tu no tienes imaginación! ¡A mi, de momento, también me impresionaron! ¡Pero no… Tiene que ser otra cosa! ¡Si hubieras leído tantos cuentos como yo…!
Flor.—
¡Cuentos! (Desconfiada) ¡Mira, un hombre! (Se cruza u viejo)
Tío Rodi.—
¿Se puede saber donde vais tan solos? ¿Que buscáis por lo caminos? ¿Os habéis escapado de casa?
Daniel.—
¡Nada de eso señor! ¡Vamos en busca del País de la Esperanza!
Tío Rodi.—
¡Huy huy! ¡Eso no existe! ¿Quien os ha engañado’? ¡A casita a casita!
Daniel.—
¿Y usted que sabe, viejo? ¡Yo estoy seguro de lo que digo!
Flor.—
¡No le llames viejo con desdén! (Amable) ¿Como se llama usted señor?
Tío Rodi.—
¡Yo soy el tío Rodi! ¡Me conocen los chavales de todo el globo terráqueo! ¡Soy muy popular, en serio!
Flor.-
¿Y cree usted que lo que buscamos está por aquí?
Tío Rodi.—
¡Que no, hijos, que no! ! Al menos nunca he oído hablar de semejante lugar. Y mira que he recorrido millas y millas. ¡Medio mundo me conozco yo!
Daniel.— (Silba)
¡Un poco si que exagera! ¿Eh, tío Rodi?
Viejo.—
Pudiera ser que se llamara así algún lugar que se me haya quedado atrás o que me quede por visitar. Aunque. No sé… Parece cosa de fábula. Vamos a ver;. ¿a vosotros en que dirección os han mandado?
Flor.—
Primero nos dijeron que hacia el Norte, luego hacia el Este, después hacia el Oeste…
Viejo.—
¡Pues me temo me temo, que ahora tendréis que ir hacia el Sur! ¡Y eso sin garantizaros nada! !Preguntar de todas formas! !Claro que andando hoy, no se llega a ningún sitio! Pero no quiero daros disgustos-
Flor.—
¿Hacia el Sur? ¡Y que va a ser de nosotros!
Daniel.—
¿Quién podrá informarnos exactamente?
Tío Rodi.—
A unos siete kil6metros aproximadamente, en línea recta, hallareis un pueblo muy blanco. Sus gentes son muy cultas y entendidas. Con deciros que pasa el tren, tienen línea de autobús, teléfono, una fábrica… En fin, el progreso.
Daniel.—
¡Que van a saber esos de nada! !Cuanto más adelantados se creen y más progresistas, más tontos y desgraciados. El teléfono y los autobuses, no hacen felices y avisados a los hombres. Además, ¡de lugares ideales no sabe cualquiera!
Tío Rodi.—
¡Mucho sabes tú chaval! ¡Claro que allí los hombres, mo tienen alas, ni coronas…!
Daniel.—
Esos… Esos no entienden más que de comer y de dormir
Tío Rodi.—
¡Muy soñador me pareces! ¡Y muy seguro de ti! !Vanos que no necesitas mi ayuda!
Flor.-
¡Si que la necesitamos tío Rodi. !Se nos ha terminado el pan!
Tío Rodi.—
¡Demonio!.¿No lleváis comida? ¡Voy a daros una gran torta de chicharrones! ¡Os gustará! ¡La hice yo mismo!
Flor.— (Dando palmas)
¡Que suerte! !Que maravilla! ¡Estupendo!
(El viejo se la entrega y Daniel la guarda en su morral)
Daniel.—
Muchas gracias buen hombre. ¡Que es de mal nacidos, no ser agradecidos!
Tío Rodi.—
¡Que tengáis suerte y lleguéis y pronto! ¡Tener cuidado, no os vayáis a fiar de todo el mundo! ¡Hay mucho malo por los caminos! ¡Ladrones, malhechores, explotadores de niños!
Daniel.—
¡Gracias por el consejo y hasta siempre!
(El viejo desaparece)
Flor.—
¿Ya puedo comer hasta hartarme?
Daniel.—
¡No se puede comer mucho un día, y los demás ayunar!
Flor.—
¡Siempre con tus monsergas y argumentos! ¡Ya me estas hartando! ¡Vete tú sólo y déjame en paz! ¡Ya me las arreglaré yo sola!
Daniel.—
¡No seas injusta! ¡Hay que pensar en mañana!
Flor.—
¡Bah, mañana encontraremos otros pastores, otro viejo…!
Daniel.—
¡No todo el mundo es bueno!
Flor.—
¡Pues entonces, tendremos que conformarnos sin remedio! ¡Pero ahora que lo tenemos…!
Daniel.
¡Te daré un poco cara que te calles! ¡Toma! (Saca un trozo pan) Y ahora puedes descansar si quieres. ¡Toma ¡Yo voy a dar una vuelta! ¡Tengo mucho en que pensar!
Flor.—
¡Está bien. Pero cuéntame primero lo del lago de las Hadas!
Daniel.-
¡Trata de imaginar! ¡Hay que pasar por un largo túnel, de pronto sales a un enorme lago que se encuentra en las profundidades de la tierra. Pasas por una cueva de estalactitas, cuyas paredes aparecen forradas de oro, plata, nácar, rubíes, esmeraldas…
Flor,—
¡Que riqueza! ¡Es maravilloso!
Daniel.—
El techo que parece el cielo y no lo es, está cubierto por miles de cristalitos colgantes que hacen música al chocar. Y hay como una bóveda abierta, por la que se puede ver también el cielo de verdad lleno de estrellas rutilantes y fugaces.
Flor.—
Es extraordinario ¿verdad?
Daniel.—
Cuando otra nueva música empieza a sonar las estrellas de cristal caen al agua una por una. Entonces de cada una, sale un hada bellísima, vestida con tules y coronada de flores. Que encanto el del lago entonces iluminado por el cielo auténtico!
Flor.—
Es fantástico.
Daniel.—
Se ponen a bailar al son de la música. Imagínatelas. ¡No te lo Pierdas! ¡Mira bien! ¡Yo las estoy contemplando! ¡Son preciosas! ¿Oyes la música? ¿Las ves? ¿Las ves?
(Iluminadas con reflectores, detrás de la entrada de una cueva corriente veremos seis muñecas o niñas muy pequeñas vestidas de hadas, que con fantasía y colorido bailan un minué, mientras los niños sueñan.)

TERCER ACTO
Personajes.— Panchita.—Saúl— Sara.— Sa- lot.— Lola.—Set.— Payasete. Flor y Daniel.
Anochece en tarde gris y tormentosa. Acercándose se oyen unos truenos. El relámpago ilumina la escena. Los niños duermen de nuevo. Entran en escena unos titiriterillos. Entran muy alegres y cantarines saltando brincando, dando chingoletas etc… Visten de manera carnavalesca. Ellas ropa larga. Ellos de polichinela, arlequín dominó y payaso.
Canción de los titiriteros.—
“Chingoleta. Voltereta. Piruleta. Pataleta. Yo te canto. Yo te llamo. Yo te empujo. Yo te busco. Soy osado Soy valiente. ¡Soy un bruto!¡Soy del circo Sisebuto!. Se bailar la aragonesa y montar en bicicleta. También se tocar la gaita y me luzco con la flauta. Y en las noches de las galas aderezo las carrozas y organizo cabalgatas. A la hora de taquilla, yo me muevo como ardilla y me gano mi peculio para comprar el condumio. Chingoleta. Pataleta. Voltereta. Piruleta. Soy osado. Soy valiente. Soy un bruto. Soy del Circo Sisebuto.”
(Intentan jugar haciendo cadena cuando descubren a los niños.)
Saúl.—
¡Descubrimiento! ¡Mirad chicos, aquí hay dos niños dormidos!
Set.—
¡Atiza! !Pues es verdad! ¡Ni tendrán familia, ni circo, ni tropa!
(Se deshace la cadena)
Salot.—
¡Apartarse y dejar que los vea yo! ¡Huuuuy ¡Que dormidos están! ¡Parecen cansados de caminar! ¡Fijaros que botas!
Panchita. —
¡Muy viejas y muy rotas!
Lola.—
¡Desgastadas de mucho andar!
Santa.—
¡Parecen extenuados!¡Vaya una cara de hambre que tienen!
Panchita.—
¿Quiénes serán? ¡No se! ¡A juzgar por la pinta que tienen…!
Salot —
¡Si serán huérfanos!
Saúl—
El caso es que va a llover pronto ¡Se calarán!
Set.—
¡Hace viento, la tormenta se acerca!
Panchita.-
¡Pues ellos ni se enteran!
Santa.—
¡Pobrecillos! ¡Una idea! ¿Les invitamos a dormir en el campamento?
Salot.-
¡Por mi no hay inconveniente!
Sara.—
¡Ni por mi!
Panchita.—
¡Toma, ni por nadie!
Set.—
¡En mi tienda hay camas de sobra!
Salot.—
¡Yo me se de una al final que está vacía y tiene colchones amontonados!
Sara.—
¡Allí mejor, así no se enteran ni padres ni abuelos!
Lola.—
¡Pues a mi’ todo cuanto decís me conmueve! ¡Adelante!.
Panchita.—
¿Los despertamos entonces?
(Juegan con el pelo de la niña y mueven a Daniel con el píe)
Panchita.—
¡Eh tú, chavalejo! ¡Arribita, que te mojas!
Salot.—
¡Despierta monada! ¡Es bonita! ¿No?
Set.—
¡Preciosa, diría yo!
Daniel.— (Muy asustado)
¡Flor.. .Flor!¿Que ocurre? ¡Flor. ¿Que pasa!
Flor.—
¡Huy que sueño tan malo! ¿Me tiraban del pelo? (Se sienta y les mira) ¿Soñaba o no soñaba?
Daniel.— (En pié de un brinco)
¡Vamos a ver que pasa! ¿Quiénes sois ¿Qué queréis? ¡Gamberrillos! Bien pues dejadnos en paz y seguir vuestro camino! ¡Pronto!
Sara.—
¡No te alarmes hombre! ¡Es que vas a coger una pulmonía doble! ¡Por eso te despertamos!
Lolina.— ¡Y traumática porque vas a rodar por la pendiente y ¡plaf!
Daniel.— (Dándole un escalofrío)
¡Y a ti, qué!
Set.—
¿No ves que empieza a llover? ¿Oyes? (Un trueno) ¡Se acerca la tormenta!
Panchita.-
Y pronto caerá un chaparrón, rrón, rrón!
Lolina.—
¡Y puede llegar a fulminaros un rayo!
Flor.—
¡Que miedo! ¡Daniel!
Santa.— (Reza para impresionarles)
“Santa Bárbara bendita, que en el cielo estás escrita con papel y agua bendita”
Panchita.—
“Santa Bárbara que atruena, líbralos de una centella o de un rayo mal parado…”
Daniel
¡Imbéciles! ¡Cobardicas! ¡A mi no me asusta la tormenta!
Flor.—
¡A mi si! ¡A mi sí! ¡Tengo mucho miedo!
Set.—
¡Os digo que si no venís, pronto estaréis moribundos!
Sara.—
¡En cambio si venís con nosotros lo pasareis en grande!
Lolina.—
¡Os divertiréis! ¡En serio!
Daniel.—
No será mejor que os metáis donde os importe, aquí nadie os ha llamado
Flor.—
Por dios Daniel, que hablan de buena fe.
Set.—
¡No seas repipiolo, ni te pases de listongo!
Panchita.—
¿Por que estáis tan solos?
Lolina.—
Eso que nos lo cuenten
Daniel.—
¡Ya veis! ¡Íbamos de camino y descansábamos? ¿Que pasa?
Saúl.—
¿Hacia donde?
Flor.—
Hacia el país de la esperanza
Lolina.—
¿Por aquí?
Sara.—
Por aquí no hay pueblos con ese nombre
Set.—
¿Veamos; eso por donde cae?
Sara.—
¿Hacia el norte?
Lolina.—
¿Hacia el sur?
Panchita.—
¿Hacia el este?—
Salot.—
¿Hacia el oeste?
Set.—
¿Donde está eso en España, en China, en Rusia?
Salot.—
Yo lo se. (Canta) En el fondo del mar, matarile rile rile
Sara.—
Eso me sabe a cuento.
Set.—
Ese país no existe.
Saúl.—
Son unos infelices
Salot.—
Creen en cuentos todavía.
(Carcajadas)
Flor.-
¿Vosotros no creéis en los cuentos?
Saúl.—
¡Invenciones, fantasías, preciosidad!
Flor.-
¿Ni en los cuentos de tu abuela?
Set.—
Mi abuela no tiene tiempo ni humor para cuentos
Saúl.-
¡Mira nena, que los cuentos, cuentos son!
Daniel.-
¡No es verdad! ¡Yo creo! ¿Estoy seguro! ¡Venid y lo comprobaréis!
Flor.-
Callar. No le pongáis triste. ¡Chiton!
Daniel.-
¡Que digan lo que quieran! ¡Se trata de llegar y llegaré!
Set.—
¿Pero a donde crío, a ese lugar donde residen las hadas?
Saúl.—
¿Dónde las fuentes manan chorros de oro?
Lolina.—
¿En cuyas aguas cantan sirenas?
Sara.—
¿Dónde los ángeles duermen en capullos de rosas?
Salot.—
¿Y que tiene las calle empedradas con diamantes?
Panchita.-
¡Oh, dejadle! ¡No matéis su ilusión!
Daniel.—
¡No te preocupes niña! ¡Yo llevo al hombro la ilusión como el morral!
Payasete.— (Entrando)
¡Niños, titiriterillos! ¿Donde os habéis metido? ¡Muy forrnalotes están? ¿Que pasara?
Sara.—
¡Es Payasete, que nos busca! ¡Aquí, Payasete, aquí!
Payasete.— (Cantando) ¡Que llueva que llueva, la Virgen de la Cueva, los pajaritos cantan… !Volando al campamento voto a Júpiter ¿no veis que llegan los relámpagos, los truenos rayos y centellas, los diluviosos diluvios? !A correr… A trotar… Que se quema el aire, que se caen las nubes,.. ¡A correr, a volar… A volar…!
Panchita.—
¡Un momento Payasete! ¡Tenemos algo que decirte! ¡Espera!
Sara.
¡Hemos encontrado aquí a unos niños solitarios!
Saúl.—
¡Y les hemos invitado a venir con nosotros! ¡Buenos chicos!
Payasete.—
¿Como? ¿Que? ¿A verlos? (Se acerca y los mira) ¡Huy, que tristones! Tienen ojeras de color violeta y carita de pena, pena! ¡Y eso que no van pintados! ¡Que lástima me dan.! (Hace que llora)
Salot.—
¡Hombre Payasete, que lo que tienen es cara de hambre!
Payasete.—
¡Bueno eso aparte, pero lo que pasa, lo grave es que no se han reído en mucho tiempo! ¡Los niños no pueden vivir sin reír! ¿Quién ha robado la dicha a estos niños? Vamos a ver… ¿Quien? ¡Eso es un crimen, un crimen!
Panchita.-
¡Devuélvesela tu, Payasete, anda…!
Payasete.—
¿Y tu crees que me dejará Doña Tormenta del rayo y el Trino? !Si vinieran con nosotros yo les contaría un cuento!
Todos.—
¡Un cuento! ¡Otro cuento!
Lolina.-
¡Si supieras que todo lo que les pasa, es por culpa de un cuento!
Payasete.—
Bueno. Les contaré uno distinto. Uno de risa. ¡Pero ha de ser, al abrigo de la lluvia en el campamento! ¿De acuerdo?
Todos.—
¡De acuerdo!
(Cogen a Flor de la mano y echan a correr siendo el último Daniel.)
Payasete.—
¡Volando pues! ¡Que ya me estoy mojando! ¡Al campamento! ¡A cantar, a cantar!
(Cantan) Voltereta. Chingoleta. Pataleta. Yo te canto. Yo te empujo. Yo te llamo. Yo te busco, soy del circo Sisebuto… Etc…
Soy osado. Soy valiente. Soy un bruto. Soy del circo Sisebuto.
Se cantarla aragonesa y montar en bicicleta.
También se tocar la gaita y me luzco con la flauta.
Y en las noches de las galas,. aderezo las carrozas y organizo cabalgatas.
A la hora de taquilla, yo me muevo como ardilla y me gano mi peculio para comprar el condumio. Chingoleta. Pataleta. Voltereta. Piruleta…
Soy osado. Soy valiente. Soy un bruto, soy del circo Sisebuto…
Cuarto Acto
Dentro de una tienda del campamento los niños han formado corro en torno a Flor y a Daniel. Payasete está entre ellos cono presidiendo.
Payasete.—
Bien a bien.. Ahora si queréis que os cuente uno de risa, estoy dispuesto a condición de que contéis vosotros vuestra aventura!
Panchita.—
¡Eso, que nos lo cuenten con puntos y comas, c, por b…!
Salot..—
¡Lo que les pasa es que andan perdidos!
Flor.—
¡Que va! ¿Lo contamos Daniel? ¿Lo cuento yo? Bueno; Íbamos de paseo, nos fuimos lejos… Lejotes… Muy lejos.
Daniel.-
Lo hago yo. Ya Veréis; Estábamos en en una finca de la sierra, pasando el verano con la abuela. Todas las tardes salíamos a jugar al campo y marchábamos lejos, para correr aventuras. ¡Bajabanos al valle, nos bañábamos en el río o subíamos a los pinares.
Flor.—
¡Aquella tarde nos fuimos demasiado lejos! ¡Se hacia de noche!
Daniel.—
¡Sabíamos volver! ¡Nos sabíamos aquel terreno de memoria!
Lolina.—
Bien… ¿Que fue lo que pasó aquella tarde?
Daniel.—
¡Un incendio terrible! ¡Lo habíamos estado respirando toda la tarde! ¡Pero no nos preocupamos demasiado! ¡Total que cuando quisimos regresar, que horror!
Flor.—
¡Se había quemado la casa entera! ¡La huerta! ¡El jardín! ¡El cenador! !La caseta del perro! ¡Y que seria de mi pobre abuelita!
Daniel.- (Exagerando mucho)
¡Nada, no quedó nada! !Salia humo de la tierra, había brasas entre las cenizas… ¡Olía mal…!
Todos.— (Sin creerlo)
¡Que enorme!
Salot.-
¡Iríais al próximo pueblo a pedir socorro!
Daniel.-
¡Yo no sabia nada de próximos pueblos!
Saúl.-
Pues eres un poco retrasadillo!
Daniel.-
¡Mi hermana se puso a llorar! Yo tenía que hacer algo. ¿No? Pensé… Pensé, hasta que me acordé del País de la esperanza. Y, que remedio, decidimos caminar hasta encontrarlo y quedarnos para siempre allí.
(Risitas y gestos de burla)
Varios.—
¿Llegarán?
Otros.— (Gestos de guasa )
¡Llegaréis! (Carcajadas)
Flor.—
¡Ya no se! ¡He dormido tantas noches en el santo suelo…!
Salot.—
¡Llegaréis chiquillos! ¡Algún día…!
Set.—
¡Pues claro! ¡Y supongo escribiréis a vuestra llegada!
Sara.—
¿Y se puede saber que coméis?
Daniel.-
De todo. Berzas, frutas, raíces… Y lo que nos dan los caminantes
Set.—
¡Son muy valientes!
Santa.—
¡Que aventura!
Payasete.—
¿Cuanto tiempo hace que emprendisteis el camino?
Daniel.-
No lo sabemos. Al principio contábamos los días, pero nos aburrimos y lo dejamos!
Flor.—
Era verano. ¡Hacia un sol por los caminos…!
Payasete.—
Hay que pensar por ellos. Es terrorífico. ¡Lo que les puede pasar…!
Saúl.—
¡A mi se me pone carne de gallina de pensarlo!
Lolina.—
¡Sin duda la emprendieron en verano y pasaron el otoño de camino. Pero ahora viene el invierno que es muy duro!
Santa.—
¡Que fríos van a pasar!
Salot.—
¡Estos se mueren con las primeras heladas!
Daniel.-
¡Menos, menos…! ¡No penséis en nosotros! !Os lo hemos contado por habernos librado de la tormenta, pero no consentimos que nos compadezcáis! ¡Estaría bueno! !Sabemos lo que hacemos!
Payasete.—
Cierto, cierto… Ya se nota! ¡No te enfades enfadique! ¡No pensaremos por vosotros! ¡Trataremos de alegraros! ¿De acuerdo?
Daniel.-
Eso… Bueno, pero nada más.
Flor.—
¿Nos cuentas el cuento de risa?
Payasete.-
¿Tú lo quieres carita triste? ¡Pues a ello! ¡Atención y colaboración!
Payasete.—
¡Veo la idea peregrina! ¡Mirad como vuela! ¡Que la cojo! ¡Que la atrapo!
Todos.—
¡Concéntrate! !Concéntrate! ¡A una, a dos… Y a tres!
Payasete.—
¡Inventiva invención, ven a mí imaginación!
Todos.—
¡Inventiva, invención ven a su imaginación!
Payasete.—
¡Ya está aquí! ¡Ya llegó! !Atención! Érase que se era un lugareño lugar, del otro lado del mar. Vivían allí unos hombres que no sabían hacer otra cosa más que reír y reír y reír.
Daniel.—
¡Bah, eso no es posible!
Panchita.—
No vale interrumpir!
Payasete.—
¿A que no sabéis corno se reían? Pues así, ¡ja…Ja…Ja! Y cada nuevo día a la salida del sol ¡ja…Ja…..Ja…! ¡Jo…Jo… ¡Ji. . .Ji. . .Ji…!
Todos.— (Carcajada)
Payasete.—
¡Y a la hora de comer, ¡je…Je…Je…Je…!
Todos.— (Coreándole)
¡Je… Je.,, Je…!
Flor.—
¿Y a la hora de dormir?
Payasete.—
Entonces se desatornillaban!
Flor.—
¡Se desternillaban!
Payasete.—
¡No, no, porque se les caían muchos tornillos!
Todos.—
Ji… Ji… Ji… Ji… Ji.
Daniel.—
Yo no veo la gracia por ningún sitio y vosotros menos. Os reís de mentira!
Payasete.—
¡Así las cosas, llegó un buen día, al lugareño lugar, un lugareño de otro lugar, que era un serio, muy serio, (A Daniel) ¡Casi tanto, como tú! ¡Y que tenia una cara muy larga muy larga…! (A Daniel) ¡Casi tanto como tú! ¡Se le habla puesto así al pobrecito por culpa de no reírse nunca!
Todos.-
¡Pobrecillo!
Payasete.—
¡Cuando el pobre señor vio lo que allí ocurría, casi se muere del susto! ¡Nada, que no se lo podía creer! ¡Pero por la noche cuando ya se disponía a dormir, notó dentro de su cuerpo, un extraño ruido que parecía el timbre de un despertador! RRRRRRR…
Todos . —
RRRRRRRRRR Riiiii…
Payasete.-
Y tantísima gracia le hizo aquello que se puso a reír él también y todavía no ha parado. ¿A que no sabéis de que manera? Así (Larga carcajada)
Fijaros que descubrimiento. ¡Ya era uno de tantos! ¡Asombraros! ¡Un ser normal, como tú, y como tú, y como tú! (Les señala) Se había conectado, contagiado, contaminado, comunicado… Tanto que alguien le dijo:—
¡Es usted un reidor empedernido!
¡Como los demás!
¡Tendré que ponerme en cura! Ja…Ja…Ja… Ponerme en cura, Ja…Ja..
Todos.—
Ja….Ja…,Ja…,Ja…
Daniel.—
¿Y a eso lo llamas tú un cuento de risa?
Flor.—
¡Que risa de cuento! !Que risa de cuento!
Daniel.—
!Yo no me río!
Payasete.—
¡Claro, con esa cara de enterrador que no se conecta…!
Todos.— (Carcajada)
Payasete.—
La gracia de los chistes, orgulloso caballerito, no esta en el que los cuenta, sino en el que los recibe!
Panchita.—
¡A un desgraciado no le hace gracia nada!
Saúl.—
¡Sin duda no has nacido para alegrarte!
Set.—
¡Es que se reserva para cuando llegue a su lindo País de esperanza.
Daniel.—
Vamonos Flor. ¡No aguanto esto!
Flor.—
¡Si son muy simpáticos! ¡Espera!
Payasete.—
¡No seas ave de mal agüero! ¡Tenemos que prepararte las viandas para el camino!
Panchita.—
¡Tenéis que dormir aquí esta noche! ¡Está lloviendo a chaparrón!
Payasete.—
Cantemos. Hagamos títeres, magia, juegos… ¿A que si nos empeñamos se ríe?
(Se levantan y gritan su canción)
Chingoleta. Piruleta. Voltereta. Pataleta. Yo te canto. Yo te llamo. Yo te empujo. Yo te busco. Soy valiente. Soy osado. Soy un bruto. Soy del circo Sisebuto.. También se tocar la gaita y me luzco con la flauta. Y en las noches de las galas, aderezo las carrozas y organizo cabalgatas. A las horas de taquilla, yo me muevo como ardilla. Y me gano mi peculio, para comprar el condumio. Me conoce el mundo entero porque soy titiritero. Etc…
TELÓN
Quinto Acto
Personajes — Flor,—Daniel .—Montañero.—Vieja.
(Los niños andan cansados y maltrechos) Daniel tira fuertemente de la niña que se hace la remolona. (Todavía canta animoso.)
Daniel.— (Cantando)
Caminemos los dos hacia una tierra nueva. Caminemos tú y yo, hacia un País de amor. Un mundo de sonrisas donde todo es más bello, un mundo de sorpresas, donde todo es mejor. Detrás de las montañas verás torres de nácar, las casas son de oro, los techos de esmeraldas…
Flor.— (Llorosa)
¡No quiero seguir andando un día y otro día! ¡Es imposible! ¿Por que no nos quedamos para siempre aquí?
Daniel.— (Parándose)
¡Niña, aprende las lecciones de los mayores! ¡El que se propone una meta, tiene que llegar a ella! ¡El que emprende un camino tiene que llegar al fin! ¡El que abandona es un ser sin voluntad, un guiñapo, una pavesa al viento!
Flor.—
¡Que importancia te das! ¡Pareces alguien y no lo eres? ¿Donde aprendiste éso, vamos a ver? ¿Donde?
Daniel.—
¡En los cuentos!
Flor.—
¡En los cuentos! ¡Siempre igual! ¡Pues con cuentos o sin cuentos yo estoy harta!
Daniel.—
¡Por favor, aguanta un poco más! ¡Me dice el corazón que estamos a las puertas! ¡Pronto oiremos las campanas!
Flor.—
¡Mira, un hombre! ¿Quien será? ¿No viene detrás de nosotros?
Daniel.—
¡Ya !Es un montañero de clase!
Flor.—
¡De clase! ¡Cree que todo lo sabe! ¡Que presumido!
Daniel.—
¿No se le nota? ¡Valiente, fuerte, musculoso, decidido…!
Montañero.—
¿Que hay pequeños? ¿Donde vais? ¿ De donde venís?
Daniel.—
¡Psss! ¡Ya ve usted, de camino!
Montañero.—
¡El tiempo se pone feo para caminar! ¡Hay nieve en la sierra!
Daniel.—
¿Y de donde viene usted si no le perece indiscreción?
Montañero.—
¡De los picos mas altos de la montaña esa que se divisa!
Daniel.—
¿Y no ha visto al otro lado, el País de la Esperanza?
Montañero.—
¡Pero chico! ¿Que cosas dices? ¿Como?
Daniel.—
¡Pues desde lo alto tiene que verse ya! ¡Estoy seguro!
Montañero.—
¿Con que el País de la Esperanza, eh? ¡No seas ingenuo! ¡Es un símbolo! ¡El país de la Esperanza está en el que sabe esperar, en el que no desespera! ¡Mas no se puede encontrar a base de andar de andar…
Daniel.—
No, no me entiende! ¡Se trata de un paraje ideal, un paraíso!
Flor.—
¡Eres tú el que no lo entiende Daniel!
Daniel.—
¡Andando el camino, se puede llegar a todas partes!
Montañero.—
¡Si me hablaras del País de la felicidad, bien! ¡con ese soñamos todos. Pero tampoco hay caminos que conduzcan a él! ¡Puede que lo encontremos más allá de esta vida!
Daniel.—
¡Lo que yo busco no es eso! ¡Tiene que estar por aquí!
Montañero.—
¡Está bien! !Ojala lo encuentres! ¡La fe mueve montañas!
Daniel.—
¡Lo pone en duda!
Montañero.—
No hijo,no. ¡Uno pone esta cara, siempre que se trate de algo quimérico o fantástico, no real, no palpable…!
Daniel.—
¿Es que va usted a decirme a mi, a mí, que lo que busco no existe? ¡Que poco sabe usted!
Montañero.—
¡Si yo no trato de desengañarte! ¡Al contrario! ¡Dichoso tú, que puedes creer hasta en eso! ¡Dichoso tú!
Daniel.—(Se impacienta)
¡Es inútil, nadie me comprende! ¡Nadie!
Montañero.-
¡Pues adiós valientes! ¡Saludar en mi nombre a los habitantes de ese maravilloso País! (Se aleja)
Flor.—
Voy a llamarle. ¡Quiero irme con él! ¡Montañero!
Daniel.—
¡Sh… Calla, cobardica, blandengue… Es que te vas a rendir.
Flor.—
¡Yo no doy un paso más!
Daniel.—
¿Y si viene una bruja y te lleva por mala? Mira, ya esta aquí mírala…!¡Una bruja! !Corramos, huyamos…!
Flor.—
Espera. ¿Y si se tratara de una de tus hadas, disfrazada?
Daniel.—
¡Todo puede ser!
Flor.—
¿Y si nos trae algún mensaje? !Oiga… Buena mujer!
(La vieja se detiene alegremente sorprendida al verlos)
Vieja.—
!Válgame el cielo! ¡Unos niños! ¡Si serán ellos! ¡Buenas tardes hijitos! ¡Parece que va e llover! ¡El otoño anda de capa caída! ¿Os gusta el otoño?
Flor.—
¡A mi me gusta la primavera por las flores!
Daniel.-
¿Quien eres? ¿Nos conoces? ¿Nos buscas? ¿Traes algún mensaje?
Vieja.—
¡Voy de pueblo en pueblo! ¡Hice la promesa de visitar cien templos y ya me quedan muy pocos! Por eso se de esas cosas que van de boca en boca… Niños que se pierden… ¿Y vosotros,donde vais?
Daniel.-
¡Vamos a un reino ideal! ¡Ya estamos cerca!
Vieja.—
¡Vaya… Vaya…! ¿Y como se llama?
Los dos.—
¡El Pais de la Esperanza!
Vieja.—
(Al público)
¡Tiene que ser él! ¡Se le antoja la vida un cuento de cuentos y quiere vivirlos! No puede ver las cosas como los demás porque todo en él es maravilloso. ¡Y lleva una niña de la mano!
Flor.—
¿Que murmuras? ¿Hablas de un niño que tu conoces? ¿Que pasa?
Vieja.—
¡Nada nena! ¡Recuerdo un niño a quien la realidad le esta dando un duro golpe, para que pueda ver la vida tal como es…!
Dani
¡Esta mujer esta loca!
Flor.—
¡No, déjame! (Más alto) ¡Pobre niño! ¡Eso es muy malo, verdad?
Vieja.—
¡Muy malo y muy bueno! ¡Necesario nena, necesario!
Daniel.—
¡Venga, si tienes un mensaje, suéltalo! ¿Que tienes que decirnos?
Vieja.—
¡Lo que esperas de mí, tan sólo, cariño!
Daniel.-
O sea; que vienes del País de la Esperanza!
Vieja.—
¡Es posible!
Daniel.- (Emocionado)
¿Has hablado con la reina? ¿Que te ha dicho? ¿Estamos muy cerca?
Vieja.—
¡Pues claro que estáis muy cerca!
Daniel.-
¿No te equivocas? ¿Como son sus torres?
Vieja.—
¡Muy blancas… Como de…mazapán
Daniel.—
Será de nácar. ¿Como es la reina?
Vieja.—
¡Es una bella viejecita que siempre vive en espera! ¡Por eso se llama su reino, de la Esperanza!
Flor.—
¡Es igual que mi abuelita! ¡Ole, Olé!
Daniel.-
¡Eso es imposible! ¡Tiene que ser joven y hermosa!
Flor.—
¡Calla tonto! Diga. ¿Y que es lo que espera?
Vieja.-
¡Un niño y una niña! ¡Y tiene la casa llena de juguetes para recibirlos! ¡Golosinas, pájaros cantores y un buen perro!
Flor.—
¡Es ella, es ella!
Daniel.-
No. Esa no es mi reina. ¡Es otra, es otra!
Flor.—
¡No seas tonto! !Se transforma constantemente! ¿No ves que está encantada? ¡Seguro que esta vieja también lo está!,
Daniel.- (Alegre)
¡Eso debe ser! ¡Si…! ¿Entonces no me engañas? ¿Vienes de su parte? ¿Ella nos espera? ¿Estamos muy cerca? ¡Al fin…!
Vieja.—
¡Como que se puede divisar desde lo alto del árbol!
Daniel.-
¡Alégrate Flor, al fin, al fin, vamos a continuar!
Vieja.—
¡No son horas de seguir! ¿Y ya, para qué? ¡Mejor que descanséis mientras yo doy el aviso, para que salgan a recibiros! ¿De acuerdo?
Daniel.-
¡Mas bonito…! ¡Vendrá en carroza, rodeada de damas y pajes y músicos, pisando flores…! ¡Oh, no se si podré tener paciencia! ¡Me voy a subir al árbol
Vieja.—
¡Ni lo intentes! ¡Piensa que estas cosas son transformables y están sujetas a cambios y espejismos! ¡Tú, confía en mi! ¡Ahora a dormir!
Daniel.-
Bueno, usted avise enseguida por favor! ¡Enseguida!
Flor.—
¡Una noche más no importa!
Daniel.—
Un saludo para mi reina! Dígala que la espero, que al fin hemos llegado, que sueño con verla, que la quiero mucho…!
Vieja.—
¡Así es hijitos! ¡Al fin habéis llegado! (Mas alto) ¡Voy enseguida, locuelos, aventureros, imaginativos, fantásticos…!
Daniel.—
¡Cantemos de alegría Flor! ¡Cantemos!
Ambos.—
”Campanitas de plata anunciaran el alba, sus ecos ya se escuchan detrás de las montañas.”
“Detrás de las montañas verás torres de nácar, las casas son de oro, los techos de esmeraldas.”
“Una lluvia de perlas te mojará la cara, llenando de bodoques tú faldita encarnada”
“Te cantarán las ninfas, te servirán las hadas, los niños más hermosos, cubriéndote de flores, celebrarán tu entrada. Te arrullarán las aves, te adornaran de algas…” Etc etc….
2ª Parte del Quinto Acto
Personajes.— Flor.—Daniel.— Gitanilla.— Solimán.—Talismán.- Payote.— Lunita.
Los niños atados intentan dormir muy inquietos. Oímos unas alegres sevillanas y entra bailando una gitanilla con un grupo de chiquillos que la jalean. Flor se asusta y Daniel se sobresalta.
Gitanilla.— (Después de bailar)
Somos los gitanos que vivimos en el llano. Sabemos que el mundo es nuestro con solo extender la mano. ¡Queremos cantar! ¡Querernos jugar! ¡Sabemos reír y cantar! ¡Venga niños, a cantar a bailar a reír a jugar..! ¡Que pa nosotros no hay penas sinsabores, ni problemas…!
Todos.—
¡A cantar, a reír, a jugar, a bailar!
Gitanilla.—
¡Un momentiyo, que lo bailo! (Baila un trozo de sevillana)
Todos.—
¡Que lo baile, que lo baila!
Solimán.—
¡Viva tu grasia chuiquiya!
Talismán.—
¡Pero que muy bien!
Todos.—
¡Olé, Olé y olé!
Gitanilla.— (Bailando y cantando)
¡Soy gitana errante, de vida ambulante, Feliz peregrina, sin norma y sin ley, cantando y bailando lo vivo a mi aire! ¡La vida es así! Con mis castañuelas y mi pandereta, penillas al aire, y pa que sufrir!
Talismán.—
¡Salerosa! ¡Vive tú!
Solimán.—
Basta juguemos. ¿Vamo a pelear un rato? ¡Eh! Talismán, ven a mi, ya verás como te pueo.—(Se sube las mangas de la camisa)
Talismán.—
¡Chavea… Que soy ma fuerte que tú! ¡A mi no me retes!
Solimán.—
¡Bah, que miedo…! ¡Mira tú que bese tengo… (Le muestra sus brazos orgulloso) ¡Que le dise a esto nene?
Talismán.—
¡Eso na, mantequilla e Soria!
Solimán.—
¡Sin bravata, generoso! ¡A mi tú, ni me descarsas niño!
Talismán.—
¡Pues por mí no quea! ¡A ello! (Se sube las mangas) ¿En guardia? ¿Preparao en serio?
Solimán.—
¡A ello compa y si te llago daño, ya sabe, a llorar!
Payote.-
¡Un segundiyo chaveas! ¡Aquí has do sere mortale!
Lunita.—
¡Ya veo! ¡Paesen dormío¡
Payote.—
¡Atiza! ¿No estarán moribundos? ¡Vamo a verlo ¿no?
Talismán.—
¡Pa luego la pelea Solinmán! ¡Veamo que pasa aquí! (silbe).
Payote.—
¡Er tipillo tie cara de infelis! ¡La chavaliya presiosa cara!
Daniel.— (Se levanta de un brinco)
¿Infeliz yo? ¡Eso lo serás tu! ¡Tú, cara de vinagre!
Solimán.-
¡Eh, tontaina! L te soliviante, que sa1e perdiendo!
Gitanilla.—
¡Vamo, dejar al chiquillo, que yo le defiendo!
Talismán.—
¡Pues que no se atreva a levantar la voz!
Solimán.—
¡Es agresivo, o es que se despierta con er pantalón a cuadros? ,
Daniel.—
¡Seguir vuestro camino! ¡Aquí no os llama nadie! ¡Meticones!
Lunita.—
¡Chaveas, que antipático er tío este!
Payote.—
¡No sabe que se la juega!
Daniel.-
¡Venga bailar, caminar, dejarnos en paz! ¿Que queréis?
Solimán.-
¡Casi nada, jugar contigo a la cuatro esquinas!
(Carcajadas)
Daniel.—
¡Eso será si yo quiero!
Lunita.—
¡Huy que tío mas chulo!
Payote.—
¡Y si no quieres también!
(Le levantan a tirones y empujones y empieza a ir de unos brazos a otros. Flor se asusta mucho).
Payote.—
¡Ahí va, er paquetiyo!
Talismán.-
¡Mirar que gracioso ¡Paese un balón!
Solimán.-
¡A mi! !A mi!
(Daniel se cae al suelo)
Flor.—
¡Santo Dios! ¿Qué le hacéis? ¿No veis que no tiene fuerzas? ¿No veis que no se puede defender?
(Le empujan y le torean)
Flor.— ¿No veis que hace mucho que no come? ¡No seáis bestias!
Gitanilla.—
¡Te aconsejo no te metas, no la tomen contigo también!
Flor.—
¡Es que lo van a matar! (Llora) ¿Es que no lo ven?
Gitanilla.-
¡Salerosa, que cuatro meneiyo no matan a nadie!
Flor.—
¡Detén el juego, por favor! ¡Tú tienes cara de buena!
Gitanilla.—
¡Basta! !Ahora que nos cuenten su historia! ¡Nos divertiremos! ¡Pa mi que huyen, andan escapaos o algo así!
Daniel.—
¡Brutos, animalotes, cafres!
Talismán.-
¡Vamo a ver, tieso tu, derechito… Hombre! ¡Asín! ¡Hombre si yo, que no te hemos matao, ni ná de ná! ¡Habla, cuenta!
Payote.—
¡Que está vivito y coleando! ¡Que lo cuente!
Solimán.—
¡Deprisita nene! ¡Impasiente no tiene, hijo!
Talismán.—
¿Te damo cuerda? ¡Vale! (Hace que le da cuerda)
Lunita.—
¡Vamo a ver, de ahonde vení y ahondé vai!
Flor.—
¿No veis que no puede? Está fatigado, cansado… ¿Lo cuento yo?
Solimán..—
¡A ello que tenemos ya curisidá!
Talismán.— ¡A ello prenda! ¡Ponte aquí en la presiensia!
(La coloca en el centro y se ponen a su alrededor)
Flor.— (Muy triste)
¡Andamos de caminos, por vereditas y atajos, cuestas que suben, cuestas que bajan, precipicios a la vista… Montes, montañas… ¿Lo imagináis?
Todos.—
¡Si!
Flor.—
Continúo: Vosotros veis una montaña y decís: Tenemos que llegar a la cima. Pero resulta que cuando llegáis, después de mucho esfuerzo otra se os pone delante y para llegar a la cual, hay que bajar de nuevo de aquella y subir a la otra. Las montañas tiene picos, ondas, vericuetos… Más grandes…
Solimán.—
¡Continua presiosa!
Payote.—
¡Es simpaticona! ¿A que si?
Flor.—
¡Y manantial que brota, río que nace, días de lluvia, días de sol, hambre, cansancio…!
Talismán.—
¡Claro, eres tan delicadiya!
Lunita.—
¡Bueno, y que más!
Flor.—
¡No sabéis la gente tan interesante que nos hemos encontrado! ¡Pastores, peregrinos, carreteros, titiriteros, montañeros… ¡
Solimán.—
¡Bueno, todo eso… ¿pa qué?
Talismán.—
¿Dónde queríais ir?
Flor.—
¡Me da vergüenza decirlo!
Daniel.—
¡Pues a mi no! ¿Qué pasa? ¡Al País de la Esperanza!
Solimán.—
¿Y eso qué? ! ¡Eso no existe!
Lunita.—
¡Que raro! ¿Qué esperabais encontrar allí?
Flor.—
¡La dicha, la hermosura, lo distinto, un paraíso infantil!
Lunita.—
¡Vaya bola! ¿Quién la echó a rodar?
Varios.—
¡Que ruede, que ruede…!
Daniel.—
¡Que sabéis vosotros! ¡Y eso, que está por aquí! ¡Se entra por un pasadizo como un túnel! ¡Estará cubierto!
Lunita.—
¡Delira er tío!
Payote.—
¡Amas anda… Tío más chalao…!
Solimán.-
¡Eso no se lo cree ni er que asó castaña con er deo!
Payote.—
¡Ni er que vendió er coche pa comprar gasolina!
Talismán.-
¡Ni er que buscó en la mar la tierra de un gitano, pa poderse afeitar!
Solimán-
¡Ni er que vió un burro volar!
Payote.—
¡Ni er que cortaba mansana, de un olivo!
Talismán.-
¡Ni er que se compró un sombrero denpúe de cortarse la cabeza!
(Carcajadas)
Payote.—
¡Hay va, que gorda!
(Se oye un pito insistente)
Gitanilla.—
¡No llaman a cenar! ¡E la hora!
Solimán.-
Vamono… ¿Y que hasemo de esta gentesiya?
Lunita.—
¡Dejemo que sigan haciendo er primo por el camino!
Talismán.—
Claro… Si estén del caletre mal, allá ellos!
Gitanilla.—
¡Habría que dar cuenta de ellos a la poli!
Payote.—
Sierto. No debemo abandonarlo.
Gitanilla.—
¿Y si los ponernos en conserva mientra pensamo y cenamo?
Solimán.-
¡No veo la manera!
Talismán.-
¡Como no les atemos a un árbol!
Lunita.—
Buena idea. ¡Venga, una maroma!
Payote.—
¡Toma, yo tengo una buena cuerda! (Se la desata de la cintura)
Daniel.-
¡A mi no me atáis gamberros, animales, bestias!
Lunita.—
¡Si fuera un poco listíllo, sabría que es por ti, por tu bien!
(Le persiguen para atraparle)
Flor.—
¡Impídelo gitanilla! ¡Vuelve a ser buena!
Gitanilla.—
No seas tontina. ¡No pasa na malo! ¡Deja que te ate yo a ti antes! ¡Ellos son más brutos! ¡Será mejor que te dejes!
(Mientra tanto los gitanos persiguen a Daniel)
¡Eres gallo de corral y te vamo a atrapar!
Todos.—
“Quikiriki” ¡ya lo tenemos aquí! (Repetido)
(Le atan junto a la niña y quedan muy graciosos atados al árbol y con la cabeza caída a cada lado)
Gitanilla.—
¡Vaya cuadro chicos! ¡Cuidao que son rebonito!
Solimán.-
¡Ahora podemo jugar con er pelo de la nena!
(Risas)
Talismán.-
¡Y haserlo coscuillar cón un palito, en la narisiya!
Gitanilla.—
¿Tenéis comida chicos? ¿Tenéis hambresiyo verdad? ¡Tornar, ir recobrando fuersas! (Les dan unas manzanas que sacan del bolsillo)
Lunita.—
¡Pasiensia amigos! ¡Mañanita os llevaré en mi burro, a ese lindo pais de vuestra esperanzas!
Payote.—
¡Eh, vamo a descalzarlo, pa que no escapen!
Lunita.—
Cierto, si se largan no hasemo ná!
(Les quitan los zapatos mientras volvemos a oír el pito)
Gitanilla.—
¡Vamo chico, que hoy cobramo tos!.
Talismán.—
Hasta lueguito. ¡Volveremo!
Lunita—
¡Y os traeremo bocadillo! ¡Prometio!
Daniel.—
¡Brutos, borricotes, animales.
Todos.— ¡
Adió… Adió…!
(Un rato de silencio que rompe Flor diciendo:)
Flor.—
¡Intenta dormir Daniel, lo necesitamos, nos conviene mucho! !Duerme, duerme! ¡Olvida a los gitanos y no sueñes más! ¡Duerme!
(Se adormecen un rato. La niña abre los ojos y piensa)
Flor.—
¡El valle…! Los gitanos que viven en el valle.., Todo es igual! ¡ Corno si no hubiéramos dejado la tierra… Como si hubiéramos dado cien vueltas para volver a empezar, sin.., Sin alejarnos…! (Se alegra) ¿Será posible? ¡Pronto lo sabremos, pronto!
Daniel.—
¡Mi reina, la más bella, la más hermosa, la que me espera… La que me compensará de todo lo malo! ¡Por llagar a ti yo lo doy todo! ¡Todo por llegar a verte! ¡Todo por bien empleado! !Lo que importa es la meta, es el fin! ¡La dicha, la belleza, la alegría que me espera… ¡Gitanos… Desgraciados… Infelices… Borricotes!
TELÓN
Sexto Acto
Personajes: Flor. Daniel. Abuela.— La reina del País de la Esperanza.— Bufón.— Acompañamiento.- Pastor.—Perro.
(Amanece. Los dos niños siguen atados al árbol y dormidos. Se oye insistente y un poco lejano el ladrido de un perro. Los niños despiertan.)
Flor.—
¡Es Ragat, es Ragat! !Mj querido Ragat! ¡Mi perro! ¡Daniel aatiende! ¿Que oyes? ¿Conoces esos ladridos?
Daniel.-
¡Buenos dias Flor! ¡Oh, que sueño tan hermoso! ¡No grites!
Flor.—
¡Que alegría Daniel, que alegría! ¡Ya se donde estamos! ¡Me lo estaba figurando!
Daniel.-
¡Que dolor de espaldas! Claro, de dormir con esta postura! ¡Me duele todo! ¡Los brazos, el cuello, las rodillas…!
Flor.— (Gritando)
¡Ragat ven! ¡Estamos aquí, ven, ven!
Daniel.-
¡Tú estas loca! ¡Muerto y bien muerto que esta Ragat! ¡Quemado!
Flor.—
¡Ese que ladra es mi perro!
Daniel.-
¡Será el perro de los gitanos! ¡Está loca! ¡Sabes que Ragat murió en el incendio! ¡Lo sabes de sobra!
Flor.—
¿Que incendio? ¡Yo no me acuerdo! ¡Pero ese que ladra es mi perro!
Daniel.-
¡Oye niña! ¡Tú tocaste conmigo las cenizas! ¡Viste las brasas! ¡Todo había desaparecido!
Flor.—
¡Mentira! ¡Yo no lo vi!
Daniel.-
¡Tocabas conmigo las cenizas! ¿Acaso no lo creíste?
Flor.— (Se encoge de hombros)
¡Yo que se! ¡Estoy acostumbrada a no llevarte la contraria ! ¡Como eres el mayor…!
Daniel.-
¡Había desaparecido todo entre las llamas! ¡Recuerda! ¡Nosotros solos en el mundo!
Flor.—
¡Deliras! ¿No tenemos en Madrid a mamá y a papa, que como tenían que trabajar nos mandaban a veranear con la abuela? ¿No recuerdas a los tíos, primos, amigos, el colegio y el maestro?
Daniel.- (Grita)
¡Allí solos los dos! ¡En medio del campo… Solo nos quedaba una solución…! ¡El País de la Esperanza!
Flor.—
¡Ya! ¡Mucha imaginación! ¡Te pareces a un niño de mi clase que todo lo lía, porque no ve las cosas como son, sino como las sueña!
Daniel.-
¡Pero niña que es lo que me dices! ¡Con la que salta esta!
Flor.—
¡Lo peor es que se las hace ver así a los demás!
Daniel.—
¡O sea que estoy loco y hago locos! ¡Me estas insultando!
Flor.—
¡No te enfades! ¡Me diviertes con tus ocurrencias! ¡Te sigo a todas partes, pero…!
Daniel.-
¡Suéltalo todo de una vez!
Flor.—
¡Empeñarse en vivir un cuento, es demasiado!
Daniel.-
¡Nada de cuento. Es realidad. Es verdad. Es auténtico.
Flor.—
¡Hijo, hay cuentos preciosos, pero no se pueden tomar así!
Daniel.-
¡Me estas ofendiendo y desilusionando!
Flor.—
¡Los cuentos deben ser travesuras, aventuras, sucesos de la vida de los niños, cosas normales y no fantásticas ni imposibles!
Daniel.-
¡Bah… No eres una mariposa! !No puedes volar! !Te has vuelto sapo. ¡No crees en nada! ¡No lo entiendes…!
(Las palabras de Daniel reflejan una gran desilusión)
Flor.—
¡Creo en las cosas reales, normales, naturales…!
Daniel.—
¡No lo sabia!
Flor.—
¡Tonto, estábamos jugando!
Daniel.—
¡No seas vulgar! ¡No podrás gozar del reino que acabamos de encontrar! ¡A los que son como tú no les dejan pasar! ¡Yo se muy bien que lo hemos encontrado! ¡Que estamos a sus puertas! ¡Que al fin, hemos llegado! ¡Hemos llegado!
Flor.—
¡Hemos llegado si! ¡Sí, sí… Hemos llegado! ¡Al fin!
(Oiremos una música que puede ser Sherezade. A intervalos. Se combina con una canción popular de tambor y flauta)
Daniel.—
Escucha Flor. ¿No oyes una música divina? ¿Ves como hemos llegado? ¡Bien dijo la vieja que se podía divisar desde la colina! ¡O desde la copa de un árbol!
Flor.—
¡Es la flauta y el tamboril de Damián el pastor! (Se oye la música popular)
Daniel.-
¿Que dices loca? ¡Atiende! ¡Tienes mal los oídos! (El mismo juego musical)
Flor.—
¡El amigo de la abuela! ¡El que toca en las fiestas!
(Música)
Daniel.-
¡Oh, mi reina, que emoción! ¡Es ella! ¡Ya se acerca! !Ya viene a recibirnos! ¡Mi reina, mi reina! ¡Llegará en carroza de oro! ¡Caballos blancos de crines escarlata! !Vendrá rodeada de su séquito! ¿O sólo pajes y ninfas? ¿Subirá a pié? ¿Ya llega, ya llega!
Flor.—
¡Es ella! ¡Sube con el perro y el pastor!
Daniel.—
¡Será el bufón mujer!
Flor.—
¡Es ella! ¡Abuela, abuelita… Aquí, aquí!
Daniel.—
¡Es ella! ¡Mi reina! ¡Mi reina! ¡El Pais de la Esperanza! ¡Lo tengo! ¡Lo conseguí! ¡Hemos llegado, hemos llegado!
Flor.—
¡Hemos llegado! !Ya esta bien!
(La música en su dualidad, se ha ido acercando más.) De pronto se hace un oscuro en escena y cruza iluminada por reflectores una cabalgata fantástica, lo más rica que pueda ejecutarse según los medios. Hadas, pajes y un bufón, estampa de viejos cuentos. Si no hay facilidades nos conformaremos con una reina, dos hadas y un bufón. Después de recrearnos con la fantástica cabalgata, el reflector iluminará tan solo a una bella viejecita de pelo blanco, acompañada de un pastor y un perro).
Daniel.—
¡Despierta! ¡Abre bien los ojos! ¡Convéncete de una vez! ¡Ha llegado la reina encantada de mi País de ensueño! ¿La ves? !Que preciosidad! ¡Ha preferido llegar así, sencillamente a pié! ¡Las Hadas van sembrando de flores su camino para que llegue pisándolas! ¡Salta y ríe a sus pies, el bufón escarlata! ¡Los pajes llevan su cola! ¡Es majestuosa! ¡Que belleza! ¡Que esplendor! ¡Viene a conducirnos a su poético reino! ¡Mi sueño se ha logrado, se ha logrado!
Flor.— (Muy mimosa)
¿Abuelita! (Llora) ¿Abuelita!
(Con juegos de luces y sombras el bufón desatará a Daniel, desapareciendo la cabalgata. Queda en escena la viejecílla y el perro, mientras el pastor desata a la niña que cae en los brazos de la abuela. Daniel muy mareado y víctima de sus sueños, se restriega los ojos y busca desesperado lo que no encuentra.
Abuela.—
¡Hijos! ¡Mis niños! ¡Mis nietecillos! ¡Dios mio, como se encuentran, ¡Desnutridos, rendidos, sucios…! ¿Pero que habéis hecho de vosotros criaturas? ¿De donde venís? ¿Donde ibais?
Flor.—
¡Perdón abuelita, perdón ¿No volveremos a irnos, nunca más!
Vieja.—
¿Pero por qué lo hicisteis? ¿Para qué?
Flor.—
¡Fuimos a buscar el País de la Esperanza! ¡Todo el mundo se ha reído de nosotros!
Abuela.—
¡Dios Santo! ¡Que equivocación la mía! ¡Pero si era tan solo un cuento mi vida! ¡Un cuento, un cuento!
Daniel.- (Con el enorme problema de su inadaptación a la realidad)
¡Un cuento! ¿Y qué? ¡Ese no podía ser mentira! ¿Solamente un cuento? ¡No, eso si que no, no y no!
Abuela.—
¿Que hice yo? ¡Es tremendo! ¡Jamás vo1veré a jugar con la imaginación de un niño! ¡Les daré la vida tal como es! Sin un solo adorno, sencillamente difícil, sencillamente dura, sencillamente hermosa, sencillamente cruel! ¡Hijos! (Llora)
(Mientras tanto vemos en Daniel, primero incredulidad, luego sorpresa, desilusión, pena y por último rabia.) Se tira al suelo, patalea, no quiere que le suceda lo contrario de lo que deseaba. Empuja violento al pastor que pretende ayudarle)
Daniel.—
¡No quiero, no quiero! !Me están engañando! ¡Se están burlando de mi! ¡Yo quiero mi reina, mis hadas, mi País de ilusión! ¡No…no… Pero si yo he visto a mi reina! ¡Si ha llegado! ¡Si ha venido a mi encuentro!. ¡Bah, esto es feo, malo, triste, falso…! ¡No me gusta! No me gusta: ¡No quiero! ¿Que esta pasando? ¡Esto no es verdad! ¡No puede serlo! ¡No, no y no! ¡Esto no…!
Flor.—
¡No te empeñes Daniel! ¡Eso no existe, no existe, no existe!
Abuela.—
¡Cálmate Daniel por favor, cálmate! ¡Hijo, yo te explicaré!
Daniel.- (En un arranque de rebeldía)
¡Pues si no existe yo lo crearé! ¡Yo lo inventaré! Yo lo voy a construir! ¡Quiero estar en él, vivir en él, tener una reina, mi reina, mi reina!
Abuela.—
¿Voy a tener que castigarte ahora que estoy tan contenta de volver a teneros conmigo? ¿Te azoto? ¿Quieres que te azote? !Que locura! !Que equivocaciones se cometen con los niños sin pensar que cada uno, puede interpretar a medida de su deseo confundiéndolo todo
Daniel.-
No quiero, no quiero! ¡Esto es feo, no puede ser! ¡No me gusta la casa, la calle, la ciudad, el colegio, los deberes, vosotros! ¡Yo quiero mi reina! ¡Yo quiero mi país de la esperanza! (Solloza)
Flor.—
¡No lo haremos nunca más abuelita, nunca más! ¡Tengo un hambre!
Daniel.-
¡No quiero, no quiero, no quiero….
TELÓN

Arturo que bonito lo.que haces por tu madre, una artista con esa belleza se lo merece todo y seguro que desde arriba te mira con su.especial ternura!!! Amimo